En el Glandier el señor y la señorita Strangeron trabajan
hasta altas horas de la noche, pero a las doce la señorita se va a dormir al
Cuarto amarillo y al poco tiempo, se escuchan una serie de gritos de socorro,
disparos y muebles volcados. Al escuchar esto el señor Strangeron y el tío
Mateu luchan por abrir la puerta, que tras la ayuda de los criados se abre por
fin, pero lo que ven les deja con el corazón roto: la señorita Strangeron
tirada en el suelo con un gran golpe en la sien, una boina y un par de zapatos
que apuntan ser del tío Mateu, pero él estaba con el señor cuando todo esto
había ocurrido y por último encuentran una huella en la pared del asesino. Pero,
¿ y el asesino?
Esta historia está narrada por el señor Sainclair, quien la
vivió en primera persona junto con el joven periodista de tan solo dieciocho
años Josep Routabille, quien llega al Glandier con la confianza de ganar al
gran policía Fred Larsan y descubrir qué le ocurrió a esa pobre mujer. Al
llegar los porteros están bajo arresto ya que los creen cómplices simples
aficionados quien piense desde un principio que sin ellos, pero nada más llegar
conocen al señor Robert Darzac, quien era el prometido de la señorita hasta
hacía poco. Nada en este caso tenía sentido desde que el pabellón entero
estaba cerrado a cal y canto hasta que el mismo asesino se esfumara delante de
los propios testigos. Tras pasar suficiente tiempo en el castillo Routabille está
cada vez más seguro de quién es el asesino, pero no estará contento con las
pruebas hasta el segundo intento de asesinato de la señorita Strangeron, donde
la pobre mujer recibió tres puñaladas y su agresor salió ileso. Tras varios
disparos de todos los amigos de Routabille, en lugar del cuerpo del asesino
encuentran el cuerpo sin vida del guardia pero en vez de morir por
un disparo él ha sido herido por una cuchillada en el pecho.
Sin duda no parece tener sentido, excepto para la gran mente
del Routabille quien con tan razonamiento logra saber quién es el
asesino...
Este libro es sin duda lioso, intrigante y para las más
brillantes mentes; quién diría que era el asesino. Y les pido por favor que las
personas que lean este libro no cuenten el final a otras personas pues la
asombrosa deducción es todavía mejor.
Lucía Gadea Monreal (2020)
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