Mostrando entradas con la etiqueta Ángela Palazón. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ángela Palazón. Mostrar todas las entradas

jueves, 29 de febrero de 2024

Cuando era divertido

 


En este libro del autor Eloy Moreno se cuenta el final de la historia de amor de Alejandro y Alejandra, que forman una pequeña familia con su hijo de 4 años.

La historia comienza relatando el día a día de cualquier familia, con su rutina de trabajo, de colegio, de cena, de tele y no mucho más, aunque esa dulce monotonía se ve resquebrajada por el inesperado enamoramiento de Alejandro de una compañera de trabajo.

Poco a poco y con mucho sufrimiento Alejandro descubre que ya no siente nada por su pareja Alejandra, nada más que cariño y muchos años e historias compartidas que les unen de manera inevitable.

Este repentino acontecimiento que ninguno de esperaba, hace que la vida familiar se vea alterada totalmente, porque Alejandra queda anonadada ante la noticia que Alejandro le anuncia: que ya no lo quiere.

Y a pesar de que Alejandra intenta con todas sus fuerzas recuperar a su marido y luchar por lo suyo, no lo logra, ya que Alejandro tras darse unos días para reflexionar mucho, admite que de quien está enamorado no es de Ale, sino de su compañera de trabajo, por lo que ahora siente lo que en su día sintió por Alejandra.

Y esa bonita historia de amor que comenzó como cualquier historia de amor furtivo de jóvenes termina con un triste adiós, porque como en muchas ocasiones el amor se acabó.


Opinión personal: Este libro es un poco triste y quizás un poco aburrido, porque cuenta una historia íntima de una pareja, su día a día y su final cuando uno de ellos se enamora de otra persona y descubre que ya no siente lo mismo por su pareja y por eso no me ha gustado mucho.

 

Ángela Palazón (2024)

jueves, 23 de marzo de 2023

Muerte entre líneas

 


En este libro titulado Muerte entre líneas, de Donna Leon, abarcamos el tema del mercado negro de libros. Todo comienza en el despacho de Brunetti, el comisario veneciano recibe una llamada procedente de la Biblioteca Merula para informarle sobre la desaparición de libros antiguos y de gran valor. Inmediatamente Brunetti se desplaza hasta la biblioteca veneciana para hablar con su directora, y algunos integrantes del personal, entre ellos Sartor, el vigilante de la biblioteca. Allí contabilizan todos los libros desaparecidos o dañados, y señalan a un posible sospechoso, este es Nickerson. Un lector que frecuentaba la biblioteca y al parecer había pedido revisar algunos de los libros que ahora, estaban desaparecidos. Tras días de investigación descubrieron que Nickerson no existía. Los documentos de identificación y la carta de recomendación de la Universidad de Kansas, que había aportado a la biblioteca afirmando que era catedrático, eran falsos. Realmente no era esa persona. 

Entonces, el comisario Brunetti siguió averiguando más sobre los lectores frecuentes de la biblioteca, fue así como supo de la existencia de Franchini. Un hombre mayor que leía a los Padres De la Iglesia y había sido cura, nadie en la biblioteca sospechaba de él, era prácticamente como uno más del personal, pese haber estado presente en el momento del robo de los libros. Durante el desarrollo de la investigación una noticia lo cambia todo: la muerte de Franchini. Este se halla muerto en su apartamento de forma misteriosa y bastante violenta, había muerto por patadas en la cabeza. Y es que, bajo la apariencia de aquel hombre inocente, creyente e incapaz de cometer un delito, se escondía un mentiroso, estafador y ladrón. La mayoría de libros desaparecidos en la biblioteca se encontraban en su apartamento, pues Franchini estaba sumergido en el mercado negro de libros, los robaba por encargo y los vendía. Aunque no realizaba esta tarea solo, Sartor le ayudaba a conseguir los libros, debido a que el vigilante le debía dinero que un día Franchini le prestó, Sartor le ayudaba para pagar su deuda. De la misma forma que se hacía con los libros Franchini lo hacía Nickerson, ambos trabajaban juntos, pero un día tuvieron una discusión y simplemente Nickerson se marchó. 

Brunetti pudo descubrir todo esto gracias a una visita que realizó al vigilante Sartor para charlar con él sobre el asesinato y el robo, ya que sospechaba de él. Aquella tarde Sartor confesó que fue cómplice del robo y temía perder su trabajo, pero ese no fue el gran descubrimiento del comisario, sino que fue gracias a un torpe comentario de la inocente esposa de Sartor, desveló que las botas, arma con la que se propinaron las patadas a Franchini y posteriormente le causaron la muerte, se encontraban dentro del domicilio, eran suyas. Y así se cierra la novela policiaca dejando recaer el delito de homicidio y cómplice de robo al que parecía un inocente vigilante de biblioteca. 

Esta novela policiaca me ha gustado a la par que me ha sorprendido por la cantidad de crímenes y delitos que puede haber tras el mercado negro de libros, así como si habláramos de droga. Pues realmente los libros de los que se habla en la historia tienen un gran valor, y como informa en la contraportada del libro, Donna Leon se inspiró para hacer esta obra en un hecho real, esto ocurre realmente, y por eso me ha parecido bastante interesante leer sobre ello. Considero que la primera parte del libro es demasiado lenta y calmada pues no es hasta la muerte de Franchinni, casi al final de la lectura, cuando todo se agiliza y crea más misterio y curiosidad. Pese a ese dato la lectura se me ha hecho de agrado, sobre todo porque toda la historia se desarrolla en la ciudad de Venecia, a la que viajé hace poco, y recorrer esta ciudad de otra forma distinta; conocer el espíritu inconfundible de los venecianos, a través de la lectura, me ha parecido increíble, y me ha hecho reflexionar sobre el gran poder que tienen los libros para hacernos conocer cualquier parte del mundo simplemente leyéndolos.

 

Ángela Palazón (2023)

miércoles, 22 de febrero de 2023

La sonrisa etrusca

 


Esta tierna historia comienza en el museo de las artes etruscas, donde nos encontramos a nuestro protagonista, Salvatore Roncone, mirando embobado una obra etrusca, La Lápida de los Esposos, que representaba a una pareja muriendo con una sonrisa indescriptible, mientras que Salvatore se dedicaba a admirar la obra se nos presenta su hijo Renato, que le apresuraba para montarse en el coche. Pues el viejo, como así se refiere el autor a Salvatore a lo largo de la historia, emprendía un viaje abandonando su querida Roccasera, el pueblo donde ha vivido toda su vida y posee grandes recuerdos. 

Salvatore es un hombre de campo, chapado a la antigua, acostumbrado a las cabras, al  buen vino, al buen vivir, y a las tradiciones. Pero ahora tiene que dejar todo ello para dirigirse a Milán, el motivo de su viaje es su salud . Tiene un tumor, al que él mismo le ha puesto el nombre de Rusca; y él y sus hijos saben que no le queda mucho tiempo . Por ello se dirige a Milán a realizarse revisiones médicas y por supuesto, a conocer a su pequeño nieto de trece meses. 

En su instancia en Milán vivirá en el piso de Renato y su nuera Andrea, la cual intentaba complacerle, pero nunca llegaron a conectar demasiado, ya que Andrea detestaba algunos hábitos de su suegro, como fumar. Además, allí convivirá con Anunziata, la señora que limpiaba la casa y realizaba algunas tareas, con el tiempo la señora se hizo cómplice de los escondites de comida que el viejo tenía en casa, y Andrea no le permitía. 

Al llegar a Milán todo le parecía mal a Salvatore, está haciendo continuas comparaciones con Roccasera, lo mejor que era todo allí, y siempre mantiene en su recuerdo las numerosas batallas que él luchó durante la guerra . Se asombra de la ciudad, de su comida y de sus raras costumbres según Salvatore; sin embargo, allí en Milán va a conocer la felicidad y la última luz de su vida. Me refiero a su nieto, Brunettino, al conocer el nombre del chiquillo el viejo no se pudo alegrar más, aunque se llamara formalmente Salvatore, él se hizo llamar Bruno y así lo llamaban sus colegas partisanos. El vínculo entre el niño y el abuelo cada vez era más fuerte, Salvatore le admiraba y sentía mucha ternura por él, y al parecer era mutuo también. 

Además, el abuelo sentía la responsabilidad y el deber de cuidar y educar a su nieto como era debido. Debía protegerlo de la vida moderna. Lo cierto es que Salvatore se quedó muy sorprendido al saber cómo cuidaban Renato y Andrea al bebé, estos seguían instrucciones directas de médicos y libros, le decían a Salvatore que no debía darle demasiado cariño al niño, ni cogerle demasiado en brazos, y que Brunettino dormía solo. 

Aquello asombró al abuelo del niño. ¿Cuándo se han necesitado libros para criar a un hijo?, se preguntaba refunfuñando el viejo. Por ello comenzó a realizar todas las noches visitas a la alcoba de su nieto, allí se quedaba con él toda la noche, haciendo guardia como decía, para proteger al niño de cualquier cosa que le pudiera pasar. Entretanto, Salvatore le contaba sus historias de la guerra y como debía ser un hombre. Se fue acostumbrando poco a poco a la vida allí, realizaba sus paseos matutinos por Milán, acudía al médico… En una de esas consultas, le realizaron varias pruebas y radiografías, entonces fue cuando el doctor afirmó el poco tiempo que le quedaba, pese a su buen aspecto. Salvatore no parecía estar muy preocupado, sólo pedía una cosa: que muriera antes que él Cannonte, su enemigo en Roccasera, no podía darle el gusto de que aquel hombre asistiera a su funeral. En algunos de esos paseos por Milán conoció a algunos amigos, entre ellos Valerio, el hijo de un senador que andaba cortando árboles, aunque realmente este era etnólogo, y convenció a Salvatore, tirando de algunos contactos, para que acudiera a la universidad y grabara alguna de las historias que él vivió durante la guerra. Finalmente, Salvatore lo hizo y esto fue muy grato para él, contar aquellas historias y que le escucharan con tanta atención. También en aquellos paseos se topó con Hortensia, una mujer viuda y del Sur de Italia, como él. Hortensia sería el último amor de su vida, la luz que le iluminaba, en aquella ciudad que tanto detestaba, ella le daba sentido. 

Salvatore había tenido otros amores; Salvinia, el amor de su juventud; y Dunka, su compañera de vida que ya había fallecido. Pero Hortensia sería la mujer que le acompañará hasta el final e iluminará sus últimos días. Así, Salvatore Roncone tenía una rutina hecha en Milán, cuidaba y disfruta de su nieto al que cada día quería más, frecuentaba la universidad para contar sus historias, realizaba sus revisiones médicas y visitaba a su querida Hortensia. En uno de esos días recibió una llamada procedente de Roccasera, donde una vieja amiga le informó de la muerte de Cannonte, Salvatore sonrió en su gozo. Pero el viejo cada día se iba sintiendo más decaído, ya le quedaba menos y él lo sabía. Echaba de menos Roccasera, quería llevar allí a su nieto para criarlo como es debido, desearía terminar de verlo crecer y educarlo. 

 

Otro de sus últimos deseos fue casarse con Hortensia, su gran amor. Salvatore quería que ella fuera la abuela del pequeño Brunettino. Sin embargo el tiempo arrebató este deseo y antes de que se pudiera cumplir Salvatore falleció, lo hizo de una manera muy emotiva; se encontraba en la alcoba de su nieto cuando desfalleció, el niño andaba más intranquilo de lo normal esa noche, y su instinto al darse cuenta del golpe hizo que Brunettino pronunciase insólitamente  la palabra que tanto tiempo había esperado Salvatore que dijera su nieto: ¡Nonno!, ¡Nonno!, ¡Nonno! (que significa abuelo en italiano).  El niño pronunciaba aquella palabra tan esperada al rostro de su abuelo que ya no le veía y apenas le escuchaba, pero en ese preciso instante se le dibujó una enorme e indescriptible sonrisa en la cara, como la sonrisa etrusca. 

 

Este libro me ha gustado más de lo que pensé al principio, pues me ha encantado ver cómo se le desarrollaba aquel lado más sensible, tierno y protector al aparente personaje duro que es Salvatore, un hombre rudo y de pueblo que se desenvuelve en una gran ciudad como Milán, aunque no se acostumbre a la vida moderna. Se puede apreciar cómo Salvatore toma la responsabilidad con su nieto que no tomó con sus hijos en su tiempo. Y las numerosas referencias a su vida en el pueblo, sus memorias de guerra y toda la vida en Roccasera me hace reflexionar sobre todo lo que tenemos ahora, y cómo nos olvidamos de las cosas verdaderamente importantes, la esencia de la vida y disfrutar los pequeños detalles, las cosas simples, como lo hacía Salvatore. 

Me ha llamado también la atención a la vez que me ha divertido como le llamaba a su tumor, Rusca. Y las conversaciones que mantenía con ella. Lo cierto es que Salvatore nunca llegó a estar muy preocupado por ella, simplemente él se encargaba de disfrutar en cuanto podía, ya fuera educando a su nieto o enamorado de su última luz, con la cual no pudo casarse, al final murió; pero tras una vida completada, con una sonrisa, como la sonrisa etrusca que admiraba en el museo y eso me ha parecido admirable, a la par que un buen final para este libro, ya que aunque muchos lectores hubiéramos deseado que Salvatore no hubiera muerto y que pudiera continuar criando a su nieto, eso sería muy pretencioso de nuestra parte, pues Salvatore tenía que morir . Pero terminar la obra citando la sonrisa con la que empezaba la lectura me ha parecido una perfecta forma de concluir el libro, que deja con muy buen sabor de boca . Por lo menos a mí. En general es una obra con gran ternura y que deja una bonita e importante reflexión final sobre lo importante que es el buen vivir.

 

Ángela Palazón (2023) 

lunes, 14 de noviembre de 2022

Encontrando a Silvia

 


Este es un libro de Elísabet Benavent, de 343 páginas. En ellas nos sumergimos en un camino donde se cruzan el amor puro, real, arrebatado y la búsqueda de la propia felicidad. Nuestra protagonista, Silvia, una chica joven muy atractiva, al comenzar esta historia vive en Madrid. Ella trabaja en una oficina donde su jefe, Álvaro, es su expareja, aunque su relación fue muy tóxica y no se supieron querer, siempre están en un continuo vaivén. Aunque Silvia tal y como se presenta en esta historia, actualmente, es una mujer casada. Sí, casada. Ella se casó con un chico que no conocía en Las Vegas, bajo los efectos del alcohol. Sin saberlo, el día que estos dos sujetos se conocieron, Gabriel y Silvia se dieron la vida el uno al otro.

Gabriel es una estrella del rock en Estados Unidos, también es adicto a las drogas,

melancólico y suicida. Aunque llevaba una temporada limpia por aquel entonces.

Tras conocerse, llamadas de teléfono, visitas, Silvia y Gabriel no pueden negar su gran conexión, son almas gemelas y comienzan una vida juntos en los Ángeles. Silvia lo deja todo por él y por ahora viven muy felices llenándose el uno al otro con planes de futuro juntos.

Todo esto se truncó el día que Gabriel tuvo que retomar sus giras y desgraciadamente volvió a consumir drogas. Él estaba enfermo y se comportaba muy mal con Silvia, ella aguantaba porque le quería, no podía vivir sin él, tenía esperanza de que se curase. Entonces Gabriel ingresó en un centro de desintoxicación, pero su caso era insalvable. Él se suicidó dejando una nota para Silvia. El mayor acto de amor, se suicidó porque estaba condenado a ser un adicto, él no quería vivir y no quería arrastrarla con él. En aquella nota decía cómo había pasado los últimos segundos de vida, pensando en ella, en la luz de su vida. En lo único bueno de toda su existencia, y que había estropeado.

Milagrosamente sobrevivió; pero el camino que continúa lo tuvo que emprender solo. Silvia volvió a España para sanar todo este dolor, la había visto morir. El proceso de “duelo” que ella pasó, fue posiblemente lo más doloroso de su vida. Gabriel necesitaba curarse por él mismo y Silvia hizo el intento de retomar su antigua vida en Madrid. En esa vida también retomó la relación con Álvaro, que parecía haber mejorado mucho, pero por mucho que lo intentara, ella solo fingía las emociones. No podía superar todo lo ocurrido con Gabriel, el amor de su vida, el que le hizo entender el amor. Pues estaba a punto de casarse con Álvaro cuando un día inesperado tocó a la puerta de su casa Gabriel, su Gabriel, su destino. Ellos tuvieron mucho de lo que ponerse al día y muchos temas pendientes, muchas preguntas y conversaciones largas. Nunca pudieron olvidarse, a pesar de estar años sin verse no consiguieron sacarse de dentro. Y así Silvia entendió que su verdadera felicidad era con Gabriel. El amor que se tenían era tan incondicional, eterno. Juntos construyeron el futuro que un día visualizaron, pero no pudo ser, esta vez lo hicieron, se tenían el uno al otro y solo se necesitaban mutuamente para ser felices. Lo habían conseguido y ahora solo quedaba disfrutar de la vida, juntos, en su casa, con su mascota, con su niña en camino. Silvia por fin se encontró, encontró su vida, al lado de Gabriel.

 

Este libro me ha parecido estremecedor, me ha encantado leerlo, teniendo emociones de esperanza por si Gabriel conseguía curarse, de tristeza al ver lo que perdieron, de ilusión cuando se reencontraron. Esta historia muestra el amor incondicional, verdadero, puro y que fue arrebatado por las circunstancias en las que se veían, pero en el libro vivimos como todo ello no pudo con Silvia y Gabriel.

Con todo en contra, simplemente eran ellos dos, almas gemelas, se conocían hasta el último milímetro y se amaban. Me ha encantado el final, por muy predecible que pudiera ser leyendo la historia, como lectora estoy muy satisfecha pues era ese el final que merecían los personajes y no otro.

Recomiendo sin duda este libro, por la cercanía en la que la autora describe esos

sentimientos, pensamientos, esa firmeza que te hace parte de la historia, Preciosa y abrumadora historia de Silvia y Gabriel. Historia con la que es imposible aburrirse, pues está llena de altibajos, podemos estar derritiéndonos de amor como entristecidos en minutos.

 

Ángela Palazón López (2022)

viernes, 21 de octubre de 2022

Mi isla

 


Mi isla, aquí empieza todo. En aquella isla inmersa en el mar Mediterráneo. Donde se encontraba nuestra protagonista Maggie. Magdalena, una chica joven de unos treinta años, no con mucha estatura, el pelo dorado, y unos magnéticos y claros ojos verdes. Ella vivía allí, regentando su propia casa de huéspedes, que era herencia de su abuela. La vida de Maggie era muy tranquila y sencilla, vivía en la isla ella sola. Iba al pueblo, se centraba en las tareas domésticas de la casa de huéspedes, hacía excursiones a la playa y caminaba descalza. Su mejor amiga era la señora Mercedes, que tendría unos ochenta años. Por lo que podéis ver la vida de Maggie no era precisamente alborotada.

Sin embargo, no siempre fue así; ella no estaba allí por trabajo, no estaba de vacaciones, ella no estaba allí por casualidad. Maggie había hecho de la isla su hogar, donde sanó todas las heridas que un día tuvo. Ella vino escapando de muchas cosas, vino a refugiarse y a sanar. La vida le había cambiado mucho en los últimos años. Antes ella vivía en Madrid, se dedicaba al mundo de la moda y era personal shopper, ganaba muchísimo dinero; pero estaba destrozando su vida. Por aquel entonces Maggie iba de fiesta en fiesta con malas compañías y relaciones tóxicas, tonteaba con las drogas y era muy exigente en su trabajo. Apenas comía, ni dormía. Un día todo explotó, y en un momento de lucidez, de los pocos que tenía entonces, decidió acabar con todo, o todo acaba con ella.

 

Personalmente, este libro me ha parecido apasionante, muy emotivo, muy cercano. He disfrutado de grandes ratos con él, metiéndome en la historia, sumergiéndome en este amor tan bonito, pero tan sentido de Alejandro y Maggie. Este libro de Elísabet Benavent me ha provocado nudos en la garganta mientras lo leía; incluso alguna lágrima he derramado. Lo que quiero decir es que es una historia apasionante y soñadora, que hace la lectura muy amena y agradable. También hace replantearte ciertos aspectos y lo que de verdad importa. Lo recomendaría a cualquier persona que le gustara la novela romántica y a los que

no también, porque es un libro que merece la pena leer y despierta emociones.

 

Ángela Palazón López (2022)