Mostrando entradas con la etiqueta Libros del Zorro Rojo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Libros del Zorro Rojo. Mostrar todas las entradas

lunes, 25 de abril de 2011

El horror de Dunwich



En un pueblo situado en el borde de una montaña había una familia llamada Whateley. En esta familia había varias ramas, la rama limpia, la rama decadente y la rama un poco de las dos cosas. La rama decadente vivía en la ladera de la montaña y estaba formada por un padre y su hija Laviana, una chica albina, nada atractiva.
Laviana Whateley no tenía marido, pero se quedó embarazada. Nadie en el pueblo sabía quién era el padre del niño, pero había rumores de que podía haber sido concebido por brujería. El niño nació el día de la Candelaria y no fue hasta una semana más tarde que el viejo Whateley bajó al pueblo y dijo que llegaría un día en que oirían el nombre del padre de su nieto en la cumbre de Sentinel Hill. El niño se llamaba Wilbur, y crecía de una manera increíble. Sus facciones recordaban a algo que no era de este mundo.
El tiempo pasó y Wilbur iba haciéndose más grande. A los diez años ya parecía haber alcanzado la madurez. Fue a esta edad cuando el viejo Whateley murió dejándole una tarea: tenía que alimentar a lo que estaban criando; tenía que prepararlo todo para dejar regresar a los Antiguos. Al poco tiempo, Laviana Whateley también murió y Wilbur se quedó solo ante el cometido de su abuelo.
Wilbur no se rindió y siguió buscando información e intentando leer el Necronomicón, un libro de amenazas a la paz. Para poder leer este libro tenía que ir a la biblioteca de Miskatonic. Allí pudo leerlo, aunque necesitaba llevárselo a su casa para poder comprobar algunas cosas, pero el bibliotecario, Henry Armitage, no se lo dejó. Wilbur estaba enfadado por eso, así que esa noche intentó robar el libro, pero no pudo ya que lo pillaron y murió. En su muerte, H. Armitage y dos colegas suyos se dieron cuenta de que Wilbur no era de este mundo y necesitaban investigar qué era y qué necesitaba saber del Necronomicón.
Mientras tanto, en Dunwich, se había desatado el terror. Lo que sea que el viejo Whateley y Wilbur guardaban y estaban alimentando, se había escapado y estaba haciendo desparecer a familias enteras.
Cuando H. Armitage se dio cuenta de lo que pasaba y la solución que tenía, llamó a los dos colegas que habían visto el cuerpo de Wilbur y pusieron rumbo Dunwich. Allí vieron cosas que jamás se hubieran imaginado ver.

Al principio de este libro te lías un poco y no entiendes casi nada, pero conforme va avanzando la historia te enganchas y quieres saber más y más. Es un libro que mezcla el terror y la acción, pero sin dar mucho dramatismo.


Belén Galera Sánchez (1º Bach C. 2011)

sábado, 1 de enero de 2011

Poe


Yo de este libro poco puedo contar, porque al fin y al cabo es una bibliografía de unos de mis escritores favoritos, Edgar Allan Poe, contada de una manera distinta a las demás bibliografías que he leído. Me ha revelado muchas cosas que anteriormente desconocía de dicho escritor, su época de decadencia y demás; aun así es un gran escritor de los mejores de la historia.
Respecto al autor de la bibliografía, no me esperaba que escribiera libros de esta clase, porque yo leí dos libros suyos cuando tenía 7 años y no me gustaron nada. No obstante a mucha gente les encantan sus libros y respeto las opiniones de los demás. La forma en la que ha relatado la vida de Poe es bastante buena, porque hace que esté pegada al libro.
Las ilustraciones de Alberto Vázquez son PRECIOSAS, le dan un aire siniestro al libros, como debe ser tratándose de la vida de un escritor célebre de terror: los cuervos, los murciélagos, los dibujos de los relatos de Poe, son para mí perfectos para un libro de este tipo. Mis felicitaciones y mis ánimos a seguir dibujando de ese estilo.
En el libro en cada parte viene un trozo del poema de El cuervo, es un poema espeluznante, pero a la vez muy bello, y hace buen conjunto con las ilustraciones. La idea de poner una estrofa del poema en cada capítulo es muy buena, al igual que poner en cada ilustración de los relatos de Poe que aparecen en el libro un trozo, también es muy, muy buena. Mis felicitaciones al ilustrador y al que tuvo la idea de colocar un trozo de cada relato o poema en los dibujos y al principio del capítulo.


Cristina Molina Ruiz (2º ESO B. 2011)