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martes, 28 de marzo de 2023

La policía de la memoria

 


Se trata de una novela fácil y rápida de leer, ya que tiene pocos personajes y una trama sencilla, pero capaz de mantener el suspense y el misterio todo el relato. Al principio se explica brevemente cómo es esta isla y las desapariciones que suceden, que provocan que nadie recuerde aquello que ha desaparecido, es por esto, que el mayor miedo de la protagonista, una escritora, es que algún día desaparezcan los libros. La forma en que ocurre cada desaparición es muy aleatoria, sin sentido, no se explica en ningún momento cómo desaparecen los objetos, simplemente al despertar una mañana, la gente olvida que un objeto existía y deja de usarlo. Esto es lo único que no me acaba de convencer, ya que a veces me he distraído pensando por qué esto no se aclara, parece que la autora no consigue explicarlo. Igualmente, creo que el objetivo de este libro es permitir al lector reflexionar sobre los temas tratados, como el poder y el olvido, que están presentes en nuestro día a día. No se trata de un libro de fantasía donde el interés está en cómo desaparece cada objeto, sino qué provoca esto en los personajes. Destaca la forma en que la autora los trata, hace que seamos capaces de empatizar con ellos, en muchas ocasiones, sintiéndonos identificados con sus pensamientos. En general, me parece que es un libro que se puede disfrutar tanto leyéndolo para pasar el rato, sin pensar demasiado, como deteniéndonos a analizarlo.

 

Marta Arnaldos (2023)

martes, 21 de marzo de 2023

El juez y su verdugo

 


El juez y su verdugo, de Friedrich Dürrenmatt, se publicó por primera vez en 1950/51 como novela por entregas en la revista Der Schweizerischer Beobachter, luego en 1952 por primera vez en forma de libro. La acción tiene lugar en noviembre de 1948 en Berna y en el remoto pueblo de Lamboing al este del lago Biel en Suiza. En un sofisticado juego, el inspector Bärlach logra no condenar a un criminal que ha sido perseguido en vano a lo largo de su vida, sino juzgarlo y entregarlo a su verdugo. El cuerpo del teniente de policía Ulrich Schmied de Berna es descubierto en su Mercedes azul cerca de Lamboing. En Berna, el inspector Bärlach, que padece una enfermedad terminal, se encarga de resolver el caso. El experimentado Bärlach, que ha trabajado en el extranjero durante muchos años, ordena que el caso se mantenga en secreto. En las habitaciones privadas de Schmied, toma una carpeta con documentos, que guarda bajo llave en su escritorio. En una conversación con su superior, el doctor Lucius Lutz, Bärlach habla de una sospecha que tiene, pero que no quiere concretar. Debido a su mal estado de salud, pide que se asigne al oficial de policía Tschanz para que actúe como su adjunto. Mientras lo van a buscar de vacaciones, Bärlach conduce hasta la escena del crimen, donde encuentra una bala de revólver. Bärlach le muestra a Tschanz, que usa el mismo abrigo y sombrero que Schmied, la bala del revólver y habla de su aprecio por el muerto. Tschanz guarda silencio sobre esto. Ahora se ha ocupado de los detalles del caso y explica sus teorías a Bärlach. Bärlach parece no tener idea de los hechos, pero vuelve a mencionar sus sospechas secretas. Del diario de Schmied hay indicios de encuentros regulares con G, incluso el día de su muerte. Tschanz decide seguir el rastro y planea conducir hasta Lamboing esa misma noche, que también está marcada con una G; en el calendario. Bärlach quiere acompañarlo. Tschanz elige una ruta inusual hacia Lamboing e intenta demostrar que Schmied tomó la misma ruta la noche en cuestión.

Mientras siguen varias limusinas completamente ocupadas, llegan a una casa remota con una G; en la puerta principal, que Tschanz ahora identifica como una abreviatura del nombre Gastmann. Mientras caminan por la casa en la oscuridad, Bärlach es atacado por un perro enorme y arrojado al suelo. Tschanz mata al animal con un disparo de su pistola. El consejero nacional y coronel von Schwendi, abogado de Gastmann, se enfrenta a Bärlach y Tschanz. Cuando se enteró del asesinato de Schmied, accedió a hablar con Gastmann y presentarse en la comisaría al día siguiente. Bärlach y Tschanz acuerdan encontrarse más tarde en una posada. Como Bärlach no está allí, Tschanz emprende el camino de regreso a Berna. En el lugar donde fue asesinado Schmied, Bärlach le tendió una emboscada. Tschanz se siente incómodo y se da cuenta de que ambos están recreando el asesinato de Schmied. Cuando llega a casa, Bärlach envuelve su brazo en gruesas telas que lo han protegido del ataque del perro. A la mañana siguiente, Nationalrat von Schwendi se presenta ante el superior de Bärlach. Lutz se entera de que Schmied ha estado yendo a la casa de Gastmann bajo el nombre falso de Doctor Prantl, donde se discuten importantes temas políticos. Schmied cree que von Schwendi es un espía y espera que la policía investigue la sospecha. El intimidado Lutz le asegura a von Schwendi que interrogará a Gastmann con la mayor discreción. El funeral de Schmied en presencia de Bärlach y Lutz se ve interrumpido por la aparición de dos gigantes borrachos que arrojan una corona de flores con la inscripción “Unsere meine Doktor Prantl”; sobre el ataúd. El hombre que vive bajo el nombre de Gastmann en Lamboing está esperando a Bärlach en su casa. Bärlach y Gastmann hablan sobre el hecho de que se conocen desde hace más de cuarenta años: Como un joven aventurero, Gastmann le apostó al policía Bärlach en el Bósforo que había crímenes que no se podían probar. Desde entonces, Bärlach no ha podido demostrarle a Gastmann ninguno de sus crímenes, pero cree que finalmente tiene la oportunidad de hacerlo. Gastmann se burla del hecho de que Bärlach tiene que darse prisa porque solo le queda un año de vida y roba la carpeta con las notas de Schmied. Bärlach no contradice a su superior cuando este invitado lo retrata como una personalidad por encima de toda sospecha. Después de la conversación, Bärlach conduce con Tschanz, quien mientras tanto compró el Mercedes azul de Schmied, a un escritor que asiste regularmente a los eventos de Gastmann. Considera a Gastmann nihilista y capaz de cualquier delito, pero en el presente caso está convencido de que es imposible que haya cometido el delito. Tschanz está muy emocionado y quiere hablar con Gastmann a pesar de la prohibición impuesta por Lutz, de la que Bärlach lo disuade. El médico de familia de Bärlach confirma que al inspector solo le queda un año de vida y que se recomienda una operación urgente. Durante la noche, Bärlach es atacado por un extraño en su apartamento. Escapó por poco del ataque y luego le dijo a Tschanz que conocía al perpetrador. Bärlach quiere descansar durante una semana en la pensión donde se hospedaba Tschanz cuando Schmied fue asesinado. De camino a la estación de tren, Gastmann Bärlach amenaza con matarlo. Bärlach, por su parte, le explica a Gastmann que lo juzgó. El verdugo vendrá a él hoy. Tschanz va a Gastmann para preguntarle. Cuando uno de los dos guardaespaldas de Gastmann dispara a Tschanz, este último, supuestamente en defensa propia, dispara a los tres hombres que están listos para viajar. Lutz y von Schwendi luego intentan poner los eventos en orden, mientras que Bärlach permanece en silencio. Esa misma noche, en casa de Bärlach, Tschanz se da cuenta de que ha caído en una trampa. Bärlach sabe desde hace mucho tiempo que Tschanz es el asesino de Schmied. El motivo del crimen son sus celos por los antecedentes, la educación y el éxito de Schmied. Tschanz proporcionó la evidencia él mismo durante el curso de la investigación. Schmied debía condenar a Gastmann en nombre de Bärlach. Después de la muerte de Schmied, Bärlach utilizó a Tschanz como verdugo. Tschanz se quita la vida esa noche. Por la mañana, Bärlach, gravemente enfermo, accedió a la necesaria operación.

El juez y su verdugo es la historia de un asesinato que solo parece resolverse. De hecho, solo el inspector Bärlach y el lector saben la verdad detrás del caso. Con un ingenioso plan, Bärlach logra condenar al asesino de Schmied y llevar a la pista a su oponente de toda la vida. Pero esto no es una victoria de la justicia, que más bien se expone como un mito. Bärlach derrota a Gastmann como personificación del mal con sus propias armas, pero no con los medios del poder judicial.

 

Paula Richter (2023)

jueves, 23 de febrero de 2023

Castillos de cartón

 


Este libro trata sobre la relación de amor que tenían tres amigos, compañeros de clase y de vida. Todo comienza cuando María José, una de las protagonistas de esta historia recibe una llamada a nombre de Jaime González, un viejo “amigo”. Este le cuenta a ella que vio en el periódico que un amigo que tenían en común se suicidó el día anterior. María José, Jaime y Marcos se conocieron en la universidad, los tres estudiaban arte en la misma clase, y siempre estaban juntos el mayor tiempo posible. Marcos estaba enamorado de María José, pero eso ella no lo sabía. Hasta que un día fueron los tres al departamento de Jaime, este los dejó solos para que Marcos se declarase a María José y al rato, Jaime entró para ayudar a Marcos ya que no era tan abierto y expresivo como él. Así que lo intentó ayudar, pero con el paso del tiempo Jaime se dio cuenta que también estaba enamorado de María José.

Esto no supuso un problema para ninguno, ya que tuvieron una relación de tres personas. Ellos estaban siempre juntos y lo hacían todo juntos, iban de compras, comían juntos, etc. Marcos y María José empezaron a convivir juntos en casa de Jaime, esto supuso que María José nunca estuviera en su casa. Entonces, un día la madre de María José la llamó, era su cumpleaños, así que quería que se llevase a su novio a esa celebración. Lo que ella no sabía es que tenía dos novios. María José habló con Jaime y Marcos, y Jaime insistió en que iría él como su novio. En ese momento Marcos se molestó, así que decidió que se llevaría a los dos, a Jaime como su novio y a Marcos como su amigo íntimo.

Cuando llegó el verano, cada uno se fue con su familia a sus respectivos pueblos. Pero al final decidieron quedarse en casa de Jaime. Una noche, Marcos se quedó dormido y María José y Jaime aprovecharon ese momento para irse fuera y estar solos. Marcos los pilló y desde ese momento todo cambió. Él estaba enamorado de María José, pero ella lo estaba de Jaime, aunque nunca se lo dijeron por el daño que le podía causar, aunque él se diera cuenta.

Desde ahí, todo se volvió más frío. Marcos ya no tenía ganas de hacer nada, lo único que podía levantarle el ánimo era reírse y pasar tiempo con ellos. Jaime empezó a volverse celoso ya que Marcos estaba enamorado de María José como él, y esta y Jaime comenzaron a aislarse y a dejar de lado a Marcos. Marcos se sentía solo, humillado y rechazado. La relación amorosa que tenían entre los tres se rompió y nunca volvió a ser la misma. Se distanciaron hasta qué María José recibió la llamada de Jaime muchos años después.

 

Este libro me ha parecido original, ya que cuenta la historia amorosa de tres personas, algo que no es muy usual. Está bien escrita la obra y los personajes están bien definidos, aunque a mí personalmente no me ha terminado de gustar. Para mí, es un libro aburrido y sin acción. Aunque se lo recomiendo a las personas a quienes les gusten los libros sobre el amor.

 

Natalia Serna (2023)

viernes, 8 de enero de 2021

El móvil

 


Álvaro, un licenciado en Derecho y que trabaja en una modesta gestoría, tiene como afición y obsesión la literatura. Trata de escribir una obra y, tras rechazar varias ideas, opta por comenzar una novela. Con su afán de obra perfecta y que su idea no fuera solo ficticia, busca su inspiración en su día a día. Decide escribir una historia sobre un escritor cuya novela la protagonizan sus vecinos, un matrimonio joven que pasa por problemas económicos y que asesina al vecino anciano. Para alcanzar la ‘Obra perfecta’ le falta realidad, por lo que recurre a sus vecinos: el matrimonio Casares y el señor Montero. Álvaro se mete de lleno en la vida de sus vecinos: se gana la confianza del anciano, quien le dice dónde guarda sus ahorros; fuerza una amistad con Enrique Casares, quien le confiesa su problema laboral… Una vez hecho esto, le sugiere al matrimonio acabar con la vida del anciano y así quedarse con sus ahorros. Asimismo, Álvaro se convierte en asesino de forma indirecta.

El móvil, de Javier Cercas, es una novela corta o un relato largo. A mí, me parece más bien una novela corta, pues las 100 páginas (aproximadamente) que tiene, me han sabido a poco. Sin embargo, no le falta información ni le sobra. Era la primera vez que leía un libro con esta estructura de tres niveles: Javier Cercas nos presenta una novela. Álvaro, el protagonista de esta novela, está escribiendo una historia. En esta historia, otro escritor (cuyo nombre se desconoce) narra un crimen. Realmente, admiro la claridad con la que Cercas ha conseguido plasmarlo, sin llegar a crear ninguna confusión mientras leía. Algo que me llamó bastante la atención fue que el libro termina igual que empieza. Esto es algo que más que parecerme que cierra un círculo, me incomoda bastante; pero me gusta tanto, ya que me da la sensación de que nunca acaba. La novela engancha desde un principio y también te mantiene alerta. Además, me ha parecido muy interesante y mi opinión ha coincidido bastante en la “introducción” que hace sobre la literatura, cuando Álvaro explica sus sentimientos hacia ella. De una forma u otra, creo que la novela intenta hacer reflexionar sobre la escritura, su proceso de creación y su importancia.

 

Lucía Tomás Lozano (2021)

martes, 12 de mayo de 2020

El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas




El libro trata dos historias en paralelo: El fin del mundo y Un despiadado país de las maravillas, que aparentemente no tienen mucho que ver, pero conforme va avanzando la trama, intercalando capítulos de estas, vamos relacionándolas (o intentándolo).
La primera historia, El fin del mundo, comienza con un hombre que desconoce su propia identidad, adentrándose en una ciudad de lo más peculiar, de la que no se puede salir una vez entras, y para la que es necesario abandonar tu sombra, no en un sentido metafórico: tu sombra. En esta ciudad, poblada entre otros por unicornios dorados, se encargará de leer los sueños de los habitantes.
Por otra parte, tenemos El despiadado país de las maravillas, que tiene como protagonista un personaje que, aunque él sí, nosotros no conocemos su identidad. Lo que sí sabemos es que trabaja para el sistema, como calculador, en la ciudad de Tokio y que tiene un grupo enemigo, los semióticos, que se mueven en el mercado negro. Recurriendo a los servicios de un científico y su nieta, acabará enfrentándose a otro grupo de enemigos en el escenario en el que se desarrolla la mayor parte de esta historia, las alcantarillas.
Aunque por el resumen de la primera historia nos pueda parecer una fantasía muy juvenil porque menciona unicornios y un mundo fantástico, se trata de una lectura de lo más compleja, de envolver varios personajes con una psicología totalmente diferente y muy definida en cada caso.
La manera en la que se avanza contando desde la perspectiva del narrador, que es el protagonista con cada detalle puede atraparte desde el primer momento o distraerte de la trama principal. Recuerdo un momento específico en el que en El país de las maravillas, mientras espera al científico para el que trabajará, hace una reflexión de dos páginas completas sobre la opinión que le crea una persona dependiendo del tipo de sofá que tenga en su salón. Y es que me ha llamado la atención tanto la calidad de los debates psicológicos que se producen con cada personaje como la calidad de las descripciones de estos dos mundos, que al tratar tanta fantasía de no ser por estas serías muy fácil perder el hilo de la trama.
También es notable la capacidad de crear tensión en el final de cada capítulo para que nos leamos el siguiente, que trata otra historia, y querer pasar al siguiente para saber cómo se resolverá creando así una constante tensión entre ambas historias. Pero con todo esto no es una lectura que recomiende para pasar el rato, ya que aun estando atento de cada detalle y comprendiendo cada palabra, el libro deja ideas, no sin resolver, pero dejándonos pensar. El libro no nos dice qué tenemos que pensar: nos ofrece la historia… y nosotros sacamos nuestras conclusiones.

María José Arnaldos (1º Bach E) (2020)

domingo, 11 de mayo de 2014

Los años de peregrinación del chico sin color



Tsukuru Tazaki se había preguntado toda su vida por qué no tenía un color oculto en su apellido, igual que todo el mundo. Además, se consideraba una persona aburrida, sin nada que aportar y sin ningún papel dentro del grupo de amigos del instituto que formaba junto a Aka, Ao, Shiro y Kuro. Sin embargo, era esto último, el hecho de pertenecer a este grupo, lo que daba sentido a su vida. Los cinco amigos eran inseparables, muy diferentes entre sí, pero se complementaban formando un todo perfecto y armonioso.
Cuando el instituto acaba, todos los componentes del grupo, excepto Tsukuru, continúan viviendo en la ciudad de Nagoya, estudiando en diferentes universidades.  Nuestro protagonista, sin embargo, se desplaza a vivir a Tokio para estudiar lo que verdaderamente le gusta: las estaciones de tren. Esto no hace que los amigos se distancien en absoluto, ya que Tsukuru viaja con frecuencia a Nagoya para visitarlos e intercambian vivencias. Un día, Tsukuru recibe de manera repentina una llamada de su amigo Ao diciéndole, sin ningún motivo aparente, que ni él ni los otros tres componentes del grupo quieren volver a verlo ni saber nada de él. Este hecho destroza por completo a Tsukuru, que pasa varios meses encerrado en su apartamento de Tokio, sin apenas comer y llegando a pensar incluso en la idea del suicidio.
Finalmente, logra salir de esta desagradable situación cuando conoce a Haida, un joven con el que va frecuentemente a nadar y que comparte con Tsukuru su enorme afición por la música, sobre todo por Los años de peregrinación de Liszt, una maravillosa composición de varias obras para piano que Tsukuru escucha repetidamente analizando minuciosamente el significado de cada nota, y que inevitablemente le  hace pensar en su antigua amiga Shiro, excelente pianista que interpretaba de una manera impecable Le mal du pays, una de esas obras, que expresa la tristeza que la contemplación de un paisaje bucólico crea en el alma. Desgraciadamente, Haida acabará abandonando a Tsukuru, como aquellos que fueron sus mejores amigos, dejándole el disco de música de Liszt como recuerdo  de su amistad.
Afortunadamente, dieciséis años después conoce a Sara, una mujer de la que se enamora perdidamente, y que propone al protagonista investigar el paradero actual de sus cuatro amigos, así como el porqué de su tajante decisión.  Esto hará que Tsukuru descubra de una vez por todas, la verdad, así como una muerte desgarradora, amores ocultos de adolescentes, falsas acusaciones…. Todo ello ligado al recuerdo y a las notas de un piano.

La verdad es que este libro me ha encantado. Me ha fascinado la manera tan impresionante que tiene el autor para expresar los sentimientos y los distintos estados de ánimo por los que pasa el protagonista. Lo expresa de una manera que parece real, que casi puedes sentirlo. Además, me ha gustado el hecho de que introduzca algunas nociones de música clásica para compararlo, a modo de metáfora, con la añoranza, el recuerdo y la tristeza que se respira en la obra. Es verdaderamente un libro espectacular.

Laura García Cobarro (1º Bach A) (2014)

jueves, 12 de diciembre de 2013

Estaciones de paso



Estaciones de paso recoge cinco historias independientes unas de otras, donde se nos relata el paso de la adolescencia a la edad adulta de cinco personajes. A estos personajes se les presentarán una serie de problemas que, sin duda alguna, les marcarán para el resto de sus vidas y determinarán su personalidad.
La autora comienza con “Demostración de la existencia de Dios”, donde el protagonista, durante un partido de fútbol, mantiene un conflicto interior, y dirige preguntas a Dios por la muerte de su hermano y el cambio en el comportamiento de su madre a causa de ello. Se sigue con “Tabaco y negro”, donde Paloma luchará por mantener vivo el espíritu del negocio familiar tras la muerte de su abuelo,  que le corre con pasión por la venas, pero que a su padre no le interesa. La tercera será “El capitán de la fila india”, donde Carlos recordará la infancia en su pueblo y le costará hacerse a la idea de los cambios en sus primos y del conflicto con la herencia de casa de sus abuelos. “Receta de verano”, relata la historia de Maite, adolescente que tiene que encargarse de aprobar segundo de bachillerato, de hacer las comidas en su casa y de su padre inválido, añadiendo a esto un mar de dudas sobre los chicos que le gustan. Y por último, con Tomás como protagonista en “Mozart, Brahms y Corelli”, se nos abre un mundo que va ligado a la música y a la confusión que siente éste respecto a dos prostitutas de las que se hace amigo.
Desde mi punto de vista, la primera historia emociona, hace que te pongas por un momento en la piel del protagonista y que te compadezcas por sus calamidades. La historia de Paloma, sin embargo, me ha mostrado todo lo contrario. Las ansias de luchar por lo que de verdad le gusta y la relación que se forja entre su abuelo y ella por el gran vínculo que les une, la pasión  por los toros. Esta es, sin duda, la historia que más me ha llegado, dejando frases como: “Había sido mucho abuelo el mío, mucho poder, mucha leyenda.” O “Porque ver no es lo mismo que mirar, y al mirar, no todos ven lo mismo.” La historia de Carlos, quizá sea la que más trabajo me ha costado entender. La de Maite, me ha dejado con ganas de saber más y, para finalizar, la de Tomás, acaba de una forma totalmente diferente a como habría podido imaginar.

Un libro muy interesante.

Patricia Díaz Clemente (2º Bach D) (2013)

sábado, 14 de mayo de 2011

El amante




¿Cómo no sentirse seducido por la prosa de Marguerite Duras tras la lectura de esta obra? Parece imposible. En efecto, Marguerite nos brinda un homenaje a los sentidos, al deseo, a la frustración fruto de la incomprensión, como pocos autores han sido capaces. Aunque sí he de admitir que tardé algunas páginas en acostumbrarme al estilo personal y entrecortado de la autora, aprender a comprenderlo, a apreciarlo, finalmente resultó ser un libro original, íntimo y repleto de minúsculos detalles cotidianos sobre los que sólo ella nos puede contar en la autobiografía camuflada que es esta tremenda obra. El amante no es una novela de amor a pesar de la evidencia del título. El protagonismo de los dos amantes en la obra es sólo aparente. El verdadero protagonismo reside en ella, en la propia autora, y en su visión del mundo, de su pasado, de sus recuerdos, de la historia de su vida. Considero especialmente importante su relación con la madre y la terrible figura del hermano mayor, acechante, un depredador nocturno que atormenta a sus hermanos con su violencia y su autoridad, como queriendo sustituir a un padre ausente desde hace años. En mi opinión, la autora prefiere centrarse mucho más en su familia que en su amante, pues aunque éste le sirve como instrumento para su emancipación y la constitución de una identidad separada de la de su familia, la extensión de los recuerdos que tienen relación con su familia es bastante mayor que la de los recuerdos del amante.
Formalmente, Duras supera todos los límites. Olvida la tradición novelística para crear una nueva manera de pensar la obra literaria, no como una realidad inventada en la que unos personajes se desenvuelven, sienten y actúan, sino como un constante flujo de pensamiento e ideas que deja que su pluma plasme en el papel, natural y espontáneamente, sin barreras, sin control. Inevitablemente, el resultado son reducidos párrafos de una intensidad devastadora que, aunque están desconectados unos de otros, todos comparten una misma sinceridad, una misma crudeza. Son como fragmentos de un hilo vital que, reunidos, recomponen esa vida. El estilo de Marguerite es torrencial, no nos oculta nada, incluso nos desvela emociones propias de nuestro instinto más animal, como el deseo que tiene en ocasiones de matar a su hermano o como cuando admite haber sentido odio hacia su madre, que en ocasiones le parece una extraña de la que no sabe nada en realidad.
Esta obra nació de la observación de unas viejas fotografías gracias a las que Duras se vio de nuevo en Indochina, volvió a sentir la atmósfera húmeda y opresora de la colonia en la que nació y creció, para luego hacérnosla sentir a nosotros, lectores ajenos a ese mundo que tratamos de erigir en nuestras mentes. Mediante esas instantáneas, Duras volvió a ser la joven de quince años que deambulaba solitaria por un mundo desagradable lleno de contrariedades: una familia resquebrajándose, un racismo implícito en cada relación con los indígenas, la pobreza que los engullía, una madre que rozaba la locura, un hermano que abusaba de ella, un pensionado en el que sólo tenía a una amiga, el deseo de emancipación frustrado, el despertar sexual temprano pero ya latente desde tiempo atrás, en definitiva, una infancia extraña y desgraciada en una Indochina a punto de entrar en guerra. Y todas estas circunstancias invaden a la autora de nuevo, cuando ya es una reputada escritora instalada en París, cuando ya es una anciana que ha experimentado, ha madurado, crecido, vivido sin más, y siente la necesidad de escribirlas para sanear su memoria, para comprenderse a sí misma, para acabar con los fantasmas del pasado y, por qué no, para hacer justicia a la memoria de aquel hombre al que amó sin jamás desvelárselo directamente y al que se vio obligada a abandonar.
Es una novela que sorprende por su sensibilidad, por la tremenda capacidad de la autora para expresar con las palabras justas sensaciones difícilmente transmisibles. Mientras que leemos, cada breve apartado es una emoción distinta que queda en nosotros para mezclarse con la siguiente, y ésta con la siguiente, y así sucesivamente hasta acabar destrozados, exhaustos, pero ávidos de más, siempre más. Al acabar, parece como si nosotros mismos hubiéramos sido los amantes, hubiéramos vivido esa intensa historia de amor y sexo, hubiéramos odiado a la madre y al hermano mayor, hubiéramos deseado tocar con dulzura a Hélène Lagonelle.
Aprecié mucho también la forma en la que Duras consigue hacer que nos imaginemos a la perfección la atmósfera, los paisajes y las gentes de la Indochina francesa. En apenas tres o cuatro líneas describe la habitación del amante, las calles ajetreadas del barrio chino de la ciudad, los paisajes tropicales de la colonia, su casa, el puerto, los barcos, los habitantes indígenas, los colonos blancos. En seguida uno es capaz de recrear todo un espacio e incluso capaz de sentirlo, olerlo, escucharlo.
En cuanto a la historia de amor con el amante, núcleo de la línea argumental de la novela, es una historia difícil que habría que analizar minuciosamente. La protagonista, ya antes de conocer al joven chino, es consciente de su atractivo y desea poder ejercerlo sobre algún hombre. Cuando lo encuentra, lo acepta como opción, pero realmente el chino no le llama la atención, no se fija en él especialmente. Es uno más, una de las posibles vías de escape, uno de los posibles medios para la emancipación. Y funciona a la perfección, a pesar de ser de otra raza, de otra clase social, de otra edad, funciona, y la niña se hace mujer, aprende, descubre, investiga, indaga en lo más profundo del amor. Las escenas sexuales descritas por Duras con una delicadeza extrema, a base de metáforas y lenguaje figurado, nos arrastran hacia los dominios del placer, del deseo, de la liberación. La niña conoce su cuerpo y a la vez el cuerpo del amante, lo admira, se deja llevar y guiar por él en el camino de la vida adulta que está iniciando. El erotismo deliberado de la autora destaca por ser un homenaje a los sentidos, a la búsqueda poderosa y eterna de placer, de compenetración, de unión de ambos cuerpos.
Las imágenes son delicadas, armoniosas, representan la pureza del ser en toda su gloria. Poco a poco, sin quererlo, la niña se va primero encaprichando del amante, luego enamorando y finalmente, de camino a Francia, descubre que lo ama, que lo echará de menos, que está destrozada por su partida. Es su primer amor, al igual que para él, y la marcará de por vida. Para él será el primer y el último amor, pues incluso años más tarde sigue prometiéndole amor eterno. La expresión de Duras es coloquial, sencilla, al alcance de todos, y sin embargo tiene una fuerza avasalladora que rompe con todo a su paso como un mar desbocado. Es una prosa transparente, sincera, sin tapujos ni tabúes. La autora nos enseña a amar a su manera, a comprender el mundo a su manera, a odiar si es necesario, también a su peculiar manera. Toda la novela está impregnada de una estética, de un estilo, de una originalidad aplastante que no deja ninguna duda: Duras ha superado sus miedos, su pasado, sus penurias, para regalarnos esta diminuta joya de la literatura universal.

Gala Hernández López (2º Bach E. 2011)