Era
un día normal para Polly hasta que escuchó a un niño llorar en una ventana.
Polly le preguntó qué le pasaba al niño, él le dijo que estaba triste porque su
madre estaba enferma y tenía que vivir con sus tíos. Después de un tiempo,
Polly y el niño, que se llamaba Digory, se hicieron grandes amigos. Un día
jugando fueron a parar al desván del tío de Digory, cuyo nombre era Andrew. Le
enseñó unos anillos a Polly que tenían un encanto especial. Andrew le preguntó
a Polly si quería uno. Polly le dijo que sí que quería uno de los amarillos,
pero Andrew le dijo que los amarillos no podía dárselos, que mejor le daba uno
verde. Nada más cogerlo Polly desapareció. Digory se asustó, pero no huyó, sólo
le preguntó al tío Andrew que había pasado con Polly. Andrew le contó que su
familia provenía de antiguos magos y habían creado esos anillos para ir a otros
mundos, pero no podía arriesgarse él a que no funcionara y no iba a perder esa oportunidad.
Digory preguntó cómo traer de vuelta a Polly y Andrew le enseñó el funcionamiento
de los anillos así que Digory cogió los anillos y se fue. Una vez cogió los
anillos despareció y se encontró en el fondo de un lago. Una vez llegó a la
superficie encontró a Polly, le explicó lo que había pasado y también el
funcionamiento de los anillos. Antes de volver a Digory se le ocurrió explorar
otro mundo y Polly aceptó.
Cuando
fueron al otro mundo se encontraron un castillo en ruinas y explorando se encontraron
unas figuras que parecían de cera. Más tarde, encontraron una campana con una inscripción.
Digory quería tocarla, pero Polly no, y tuvieron una discusión. Finalmente,
Digory tocó la campana y todo empezó a temblar. Al descender del castillo, una
de las figuras que era la reina despertó y encontró a los niños. La reina que era
una bruja les explicó que la campana deshizo una maldición que ella hizo y
exigió que la llevaran con el tío Andrew pensando que era un brujo también. Más
tarde, al llegar a nuestro mundo, se dió cuenta que no era un brujo así que
decidió intentar invadir ese mundo, pero Digory y Polly no le dejaron Se la
llevaron a otro mundo que estaba todo oscuro cuando de repente sonó una
preciosa melodía y salió el sol, las montañas, los animales, etc. Al explorar
un poco descubrieron que la melodía provenía de un león. Tras un rato, la bruja
escapó, pero no fueron tras ella porque Digory pensaba que el león podía darle
la cura para su madre. Al fin, el león paró de cantar y Digory sin ningún tipo
de miedo se acercó hacia él y le preguntó si sabía cómo curar a su madre. El
león le dijo que sí la tenía e hizo crecer un árbol de manzanas dorada a su lado.
A cambio de coger la cura tenía que volver y proteger el mundo de la bruja y Digory
sin pensarlo aceptó.
El
sobrino del mago, de C. S. Lewis, es un libro fácil de leer y engancha
desde las primeras páginas, un poco pesado al principio, pero con un gran final.
En resumen, un libro muy interesante y divertido.
Hugo López Sánchez (2022)
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