Una
habitación propia es un ensayo basado en dos conferencias que
tuvieron lugar en 1928 en dos universidades. El tema de estas charlas trataba
de la mujer y la novela. La autora se basa en que una mujer necesita dinero
(500 libras al año) y una habitación propia para escribir. Dice claramente
que Inglaterra está bajo el dominio del patriarcado. Nos habla de las
diferencias que hay entre ambos sexos utilizando ejemplos, no poder entrar a la
biblioteca sin un hombre o sin ningún permiso de un hombre. La maternidad y la
crianza de los hijos 13 veces es una barbaridad. Comenta que las mujeres no
podían tener dinero porque la ley lo decía. El dinero tenía que ser
suministrado por un hombre. Entonces se preguntaba para que ganar dinero si
solo los hombres podían utilizarlo. Otra desigualdad más era la de no tener
formaciones algunas por el hecho de ser mujer.
Una
de las cosas para reflexionar que dijo Virginia fue que por más que buscaba
libros hablando de mujeres, todos los habían escrito hombres. Con esto, nombra
la falta de oportunidades de las mujeres escritoras con habilidades tales como
las de Shakespeare. Si una mujer escribía, no valía nada porque las mujeres
estaban por y para la crianza de los hijos y el mantenimiento del hogar. Virginia
recogía frases de libros escritos por hombres, como la mayoría lo eran, y daba
su opinión acerca de estas. Las frases solían ser barbaridades que si
actualmente las escuchamos no daríamos crédito.
Otro
de los temas tratados era el del matrimonio. Decía que el matrimonio no era
para otra cosa que avaricia familiar. El hombre era escogido y la mujer tenía
que casarse si o si con él. Lo hacían a edades tempranas, tanto como para no
poder formarse y así tendrán que depender si o si del hombre con el que se
casen.
También
reivindica la libertad de expresión y lo hace con esta frase “no hay barrera,
cerradura ni cerrojo que pueda imponer a la libertad de mi mente”. Con esto
quiere decir que una habitación propia es un espacio en el que las mujeres
puedan escribir libremente sin ser juzgadas.
La
autora comenta otro tema en el que decía que las mujeres tendrían que tener más
tiempo para reflexionar, inspirarse, etc. y así poder escribir. Esto no era
posible porque su trabajo era el hogar y la familia. Al contrario, los hombres
disponían de todo el tiempo necesario ya que de todo lo demás lo realizaban las
mujeres.
Finalmente,
Virginia llega a una conclusión y es que, si las mujeres no escriben, solo lo
hacen los hombres, y si solo lo hacen los hombres, solo ellos describen el
mundo basó su punto de vista. Es decir, en la literatura del siglo XIX, el
mundo reflejado en los libros solía ser fruto del pensamiento o punto de vista
del hombre y no de la mujer. Por eso la autora dice que no hay ningún
testimonio decente de lo que significa ser mujer en la literatura de la época.
Opinión:
Este ensayo merece mucho la pena leerlo. Costaba pillar las cosas y seguir por
donde iba, ya que pega saltos de un tema a otro y a veces no sabías muy bien de
qué hablaba. Cuando leías algo tenías que pararte a pensar lo que habías leído
y poder entenderlo. Puede que sea un libro un poco difícil de leer, pero lo
recomendaría al 100% ya que trata de un tema muy interesante a mi parecer.
Claudia Fernández (2023)
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