domingo, 8 de agosto de 2021

Todo lo que somos juntos

 


Han pasado tres años... 

Leah está acabando su último semestre de la universidad, es feliz pintando horas en su buhardilla y pasando las noches en compañía de Landon, pero sigue sin quitarse el dolor que le causó él...

Axel ha empezado a trabajar en una galería de Byron Bay, Oliver volvió a su vida después de casi dos años para pedirle que sea su padrino, bebe y no puede dormir porque siempre ella está en sus pensamientos: su cabello enredado, su sonrisa que ilumina toda una sala, el arrepentimiento por haberla dejado marchar, cuanto la ama...

Ahora que la profesora de Leah le da la oportunidad de exponer unas obras en una galería de la ciudad, Axel no puede perderse ir, pero el encuentro no sale como el esperaba. Axel no está dispuesto a volver a perderla por lo que le hará la oferta de exponer en su galería de Byron Bay y él ser su representante, cuando por fin acepta, Leah le permite mirar en su lugar de seguridad, su buhardilla, donde Axel encontrará la historia de los dos a través de cuadros, porque él siempre ha tenido el poder de leer todo lo que ella pintaba. 

Tras varios meses en los que su relación mejora a ratos, la exposición es un éxito y venden la mayoría de cuadros, es tan exitosa que el dueño de la galería le hará una oferta a Axel para Leah: ir a París durante dos meses y exponer nuevas obras. Cuando Axel se lo propone a Leah el no espera que su reacción sea negarlo, porque Leah sabe que si va con él a París no volverá con Landon y el propio Landon también lo sabe y es por eso que deciden darse un tiempo. Y durante esa noche Leah decide volver con Axel para pedirle ayuda a entrar en su antigua casa y robar los cuadros que un día fueron de su padre. 

Cuando por fin se encuentran en París, todo eso es tan diferente de Byron Bay que según van conociendo personas y se van adentrando en las calles de París su relación vuelve a ser la de hace tres años, pero esta vez Axel no está dispuesto a cometer los mismos errores. 

Según van pasando los meses Leah empieza a cambiar mostrando sus propios demonios sin darse cuenta, dejando de expresar sus pensamientos en la pintura para ahora hacer cuadros, y cuando los dos meses acaban y se quedan otro más. Axel no encaja en toda esa farsa de copas, fiesta y vestidos lujosos, él es libre como el mar, alocado y toda esta situación lo está matando, porque Leah no ve las sonrisas falsas ni que está perdiéndose a sí misma. 

Tras otra fiesta más la situación no aguanta más y los dos se rompen y se sinceran con el otro, haciendo que Leah le pida que se vaya sin ella de París y así él lo hace aun sabiendo que ese adiós podría ser el último. 

Porque cuando las semanas pasan y Leah se da cuenta de que ella tampoco encaja en ese mundo, que ella ya no es la chica que sabía a fresa, expresaba pintando sus sentimientos y escuchaba al mar en una concha decide perderse por las calles de París e intentar volver a juntar sus trozos para volver a ser ella misma mientras se pierde por las calles de París como hizo con Axel, empieza a comprender a Axel y lo que significa estar sola... 

Leí este libro para saber cómo termino la historia de esos dos, porque la verdad no siento que me ganara el corazón por varios motivos: el personaje de Leah no me ha gustado nada, se pasa más de la mitad del libro llorando y tomando decisiones estúpidas que lo único que hacían es aburrirme. Mientras que Axel ha sido todo lo contrario es capaz de sacar tantas risas como lágrimas. Es un libro que tiene un desarrollo muy lento durante los cuarenta primeros capítulos y siento que todo lo que paso durante esos capítulos se podía resumir en tres capítulos. Por otro lado, la parte de París me encanto hasta los veinte últimos capítulos del libro que vuelve a ser muy aburridas, ya que al ser capítulos muy cortos se vuelven muy repetitivos. Los personajes secundarios como Oliver, que me gustó por su evolución con respecto al primer libro, los Nguyen que me enamoraron por lo unida que estaba su familia y Landon que me ha parecido un personaje muy sencillo pero que ayuda a que la historia continúe siendo un buen amigo y comprensivo. Cabe destacar la maravillosa ambientación en París. 

Por lo que yo recomiendo leer este libro para saber cómo acaba la historia de Leah y Axel, pese a que por lo menos a mí no me ha gustado ni la mitad de lo que me gustó el primero.

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