Orso
desde pequeño escuchaba susurros, voces colándose en el silencio y, por un
tiempo, desde la muerte de su madre, estas se habían esfumado, pero no por
mucho, volviendo a reavivar su curiosidad por ellas. Esto había ocurrido tras
su partida para ser caballero y tras años entrenando, a sus dieciséis años y ya
nombrado como tal, había sido llamado de vuelta a casa por la grave enfermedad
de su padre. Él, resignado por su deber de ocupar el puesto de futuro señor de
los dominios tuvo que abandonar el castillo del Conde donde había formado
amistades y pasado tan buenos tiempo, para volver. Ahí, en su travesía de
vuelta, una luz le cegó y volvió a escuchar aquellas voces, femeninas y de su
propia persona, como si habladurías del futuro cruzarán su camino.
Y
después de tanto tiempo, se dejó ir, corriendo hacia el bosque y cayendo a las
manos de la naturaleza y de esas voces tan familiares. En ese momento, mientras
se convertía en uno con la naturaleza y sentía esa felicidad que no le había
visitado desde hace tanto tiempo, un hada apareció del manantial con el rumor
del agua, capturando toda su atención y todo de él. Así como el hada se
mostró ante él, también se fue tan repentinamente como vino, no sin antes darle
una loriga mágica para su protección ya que el encuentro de ambos le ponía en
peligro por el niño mágico que estaba por venir. Regresó a sus tierras,
recuerdos colisionando contra otros, y volvió a ver a su padre. Ahora viejo y
demacrado, proclamándole señor de las tierras antes de morir.
Orso
era ahora señor de las tierras de Lines, y con esto vino su peso. El brillo tan
característico que un día le había dado vida, se había esfumado, apenas con
vida para dejar paso a una personalidad ruda, silenciosa e introvertida.
Todo
prosiguió así, su alma tornándose oscura, su ambición esfumándose a la par que
su chispa. Hasta que un día, volvió ese sonido, ese rumor del agua y una voz le
llamó a su deber, cuidar al hijo que había sido fruto de aquel encuentro. Aranmanoth. Al
principio negándolo y gritando a los cuatro vientos, pero al final, su
hijo, Aranmanoth. Su única descendencia, así que dejó todo a su nombre, su
hijo de cabellos rubios como trigo, su heredero. Y con todo esto pasando,
el conde seguía y aumentaba sus encargos a Orso, quien se había convertido casi
en su mano derecha. Un día, lo apartó de la multitud para comunicarle su deseo,
que se casará, que tuviera hijos, y así le ofrecería un feudo. Este se negó,
respondiendo que no estaba interesado en ninguna mujer en el momento pero que lo
intentaría para complacerle.
Así
fue, como el conde concertó su matrimonio, su esposa siendo una niña de nueve
años proveniente del sur. Dejo a ahora quién se llama Windumanoth a manos y
cuidados de su hijo, y el temor con el que vino fue lentamente desapareciendo. Ambos
se hicieron muy amigos, la promesa de Aranmanoth de ser su guardián y
el encargo de su padre al irse con el conde de protegerla y cuidarla hasta que
volviera. Y así pasaron los años, los niños siendo su única compañía y
persona en la que apoyarse. Ambos crecieron sin darse cuenta y cuando
quisieron, sentimientos habían ido al compás y habían dado paso al amor. Un
sentimiento complicado e inexplicable, y se complicó aún más a la llegada de
Orso. Y así fue como ambos se fueron en busca del sur, hogar de Windumanoth.
Buscaron a las hermanas de ellas también, aunque no fueron de mucha ayuda menos
la segunda, quien los ayudo. En su travesía se encontraron con destrozos y
horrores de la mano del conde.
El mismo quien había insistido a Orso, que le diera caza por su ultraje a los dos amados y así fue como, de regreso a casa, mientras eran perseguidos, los encontraron en el bosque, cerca del manantial donde todo había empezado. Y allí, los amados fueron sorprendidos por sus perseguidores dándoles muerte. Ambos murieron, pero la leyenda de Aranmanoth y sus cabellos de espigas rubias siempre perdurará como el amor entre los dos.
Este es un libro que, siendo sincera, me ha costado engancharme a su historia. Para los amantes de la ficción y de la fantasía puede ser una gran lectura, no es ni muy largo ni muy corto, pero si no te engancha desde el principio puede que sea alto pesado, como me pasó a mí. Me ha gustado mucho el personaje de Lie, o Windumanoth desde que apareció. El final me ha parecido muy bueno porque me gustan los finales, de una manera, trágicos y si te llama, ¡te recomiendo darle una oportunidad!
Rocío Hernández García (2023)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.