Este
libro trata de un vaquero el cual está en Hungría, viste con un chaleco azul,
con un sombrero utilizado por los campesinos húngaros y con una rosa amarilla en
el costado del sombrero; va encima de un caballo trotando por un camino, y se
queda dormido , al despertarse, se da cuenta de que le falta la rosa, y
furiosamente se da la vuelta con su jinete y hecha a galopar buscando la rosa
entre hierba, que precisamente está llena de flores amarillas, pero aun
así, entre los montones de flores amarillas, encuentra la suya, se la
vuelve a colocar y sigue galopando.
Al
seguir galopando, ve un bar en el cual una muchacha la cual parece ser su ex
pareja es camarera, entra al bar y se la encuentra, recuerdan muchas cosas
juntos de su pasado y se vuelve a enamorar de ella, pero al momento su amor se
pone frío, entonces ella se acuerda de un consejo que le dio una gitana la cual
se encontró por la calle, ese consejo decía: si tu pareja te pide más vino,
mézclalo con limón y raíz de mandrágora, lo que más tarde resulta ser
veneno.
Muy
temprano, antes de que saliera el sol, los caballeros y forasteros salieron de
la posada; los forasteros se pusieron en camino sobre un ligero cochecillo, el
cual al cabo de media hora los llevó a un lugar en donde la vista no descubría
otra cosa que el cielo y el mar de hierba de una llanura sin fin. Para el
pintor, ese valle era encantador; poco a poco se levantaba el día y los ocho
caballeros hacían volar los cochecillos por la pradera.
Mientras
iban en coche cruzando la posada, vieron a un caballo con una persona subida
encima la cual iba dislocándose la cabeza y perdiendo el conocimiento, se
vieron apresuraros y no tuvieron duda en parar al caballo y ayudar al chico que
iba subido al caballo al cual habían envenenado, pero ellos no podían hacer
nada ya que eran veterinarios, más tarde le envían una carta a un médico el
cual va corriendo a salvar al muchacho y a mandarle la medicación.
El
muchacho envenenado, decidió denunciar el envenenamiento, a los días, acusan a
una muchacha, fue interrogada y ella contó todo tal como había sucedido; más
tarde interrogaron también a Alejandro, la muchacha le mintió al juez diciendo
que el que lo había envenenado fue Alejandro; y el juez les pidió que se
dejaran de chorradas y les contaran la verdad; entonces Alejandro decidió
contarle la verdad, y decía esto: sobre el llano de Ohat he encontrado una
gitana, la cual me hizo entrar a su tienda, me divertí con ellos y bebí de su
vino, aunque enseguida noté que tenía un gusto amargo; pero los besos de la
gitana eran tan dulces que me hacían olvidar que el vino estaba amargo. Más
tarde el mozo se tuvo que quedar dentro para escuchar su declaración, mientras
clara lo esperaba fuera, con aquello, la muchacha fue puesta en libertad.
Pablo Valera Torres (2023)
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