Una
noche de marzo, Sebastián Guadalimar; aristócrata, multimillonario y director
de la cofradía más antigua de la Semana Santa de Mágina, llama a Lorencito
Quesada, corresponsal del diario Singlatura y recepcionista de una tienda de
telas, para que vaya a la sacristía de urgencia para hablar con él.
Cuando
llega Don Sebastián le cuenta que les han robado la imagen del Santo
Cristo la de Greña. Sebastián le detalla el caso y le cuenta la
importancia de que nadie se entere de que han robado al Cristo quedando menos
de tres semanas para la Semana Santa, y cuando Lorenzo le dice que llame a la
policía Sebastián se niega afirmando que conoce al autor del caso ya que han
encontrado una prueba que les da un único sospechoso: Matías Antequera,
el astro de la canción española; al que Lorenzo había entrevistado para la
radio local y fiel devoto a la cofradía de la Virgen de los Siete
Dolores. Sebastián Guadalimar le pide ayuda a Lorenzo para que vaya a la
capital española esa misma noche para que pueda recuperar al Cristo antes de
que tenga que salir el Domingo de Ramos.
Una
vez en Madrid, Lorenzo se dirige a lo que una vez conoció como la pensión
del señor Rojo y ahora no es ni más ni menos que un dormitorio, antes de irse a
dormir suena el teléfono, pero al contestar no hay nadie en la otra
línea. Es despertado cuando el teléfono vuelve a soñar y llaman a su
puerta, al abrir la puerta un repartidor de origen oriental le da un sobre y se
marcha, mientras que al coger el teléfono vuelve a suceder lo mismo que la
primera vez: no hay nadie en la otra línea; al abrir el sobre cree ser víctima
de una mala broma hasta que cae una de las uñas del Cristo de la Greña y si no
es poco vuelve a recibir otra llamada, solo que esta vez quien está al otro
lado es Matías Antequera quien le pide que no crea a nadie antes de tras un
golpe colgar. En ese momento Lorencito abandona su habitación para ir a buscar
a Matías Antequera al Corral de Fandanga pero allí solo le dan malas
noticias: Martín se ha ido de gira a Japón. Mientras recorre las calles sin
saber a dónde ir, un chino empieza a perseguirlo con una cámara y cuando
consigue perderlo se encuentra en un mirador, donde por la espalda alguien lo
inmoviliza y lo pone encima del barranco. Pero solo es una broma de Pepín
Godino, un triunfador de su pueblo que lleva años viviendo en Madrid, quien
lo lleva a comer a un restaurante lujosísimo y empieza a pedir y a preguntarle
por su estancia en la pensión del señor Rojo, mas cuando llega la cuenta sale
con prisa sin pagar y Lorenzo cae en que en ningún momento le ha dicho donde se
alojaba.
Mientras
que recorre Madrid para volver a su pensión se fija en una tienda donde
se ofrece pelucas y una de ellas idéntica a la de Matías Antequera, pero
cuando le pregunta al dependiente esté con gran temor le cuenta cómo a punta de
pistola le amenazaron hace tres días para robar uno de los peluquines. Por
la noche, Lorencito Quesada vuelve a ir al Corral de Fandanga y mientras las
bailaoras actúan no puede evitar darse cuenta de que una de ellas a la que
ha visto antes no puede parar de fijarse en él, pero también se fijan los
jefes del lugar y parece que le van a impedir huir, mas la bailaora rubia le
ayuda a escapar y queda con él para hablar en el Café Central. Una vez allí se
reúnen en el baño para hablar y la bailaora rubia le cuenta cómo fue el
secuestro de Matías Antequera, pero tan rápido como llegó más rápido desaparece
la bailaora.
Mientras
salía del Café Central, se vuelve a encontrar con Pepín Godino y este le lleva
a un prostíbulo, le deja con una prostituta pero durante la sesión entra el
chino que le entregó el sobre el primer día intentando apuñalarlo pero Lorenzo
le deja inconsciente y huye del lugar. A la mañana siguiente, Lorencito se
encuentra rodeado de mendigos a punto de darle una paliza por suerte
consigue entrar y mientras espera para besar el pie del santo entiende las
palabras que le pidió a la bailaora rubia Matías Antequera y sale disparado
hacia allí. Una vez llega al Universo de los Hábitos, consigue llegar a la
trastienda y mientras se oculta, encuentra un sótano donde se encuentra la
imagen del Cristo de la Greña. Se encuentra atrapado en el sótano cuando llegan
los secuestradores del Cristo de Greña que no son otros que Bocarrape y
Bimbollo, dueños del Corral de Fandanga, y Pepín Godino; quienes le cuentan su
plan de asesinarlo igual que hicieron con Matías Antequera y hacerle firmar
como que ha sido él el cómplice y asesino del famoso Matías. Mientras que es
transportado Lorenzo Quesada consigue librarse de las ataduras y de milagro
sale vivo de la camioneta.
Consigue
coger un autobús hasta el centro de Madrid, donde tiene previsto ir al despacho
de Pepín a cantarle las cuarenta, pero cuando llega se encuentra a Pepín con
una herida de arma blanca y con su último aliento le dice donde se encuentra la
imagen del Cristo de Greña para que lo lleve otra vez a Mágina. A la
salida, se encuentra con la bailaora rubia quien lo lleva a su casa y al levantarse
se da cuenta de que la llave que le entregó Pepín Godino no estaba igual que
Olga. Cuando va a los almacenes donde se guardaba el Cristo Olga lo engaña y lo
lleva ante su jefe, dándose cuenta de que no solo se trata del robo de la
imagen de un Cristo, sino que es un asunto mucho más grande de lo que Lorenzo
Quesada ha podido imaginarse alguna vez.
El libro me ha parecido interesante, pero la larga descripción que incluso llegaban a ser capítulos enteros me ha hecho el libro muy pesado. Me ha gustado la inocencia y fidelidad de sus creencias de Lorencito Quesada, los primeros giros de la trama fueron un poco previsibles pero los demás no y hay que aplaudir al escritor por escribir un libro tan centrado en la religión y con matices del Madrid antiguo y peligroso, que hoy en día sigue siendo, pero no se aprecia tanto.
Lucía Gadea Monreal (2023)
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