miércoles, 17 de junio de 2020

La librería del señor Livingstone




Esta historia va en un principio relatando la vida de Edward Livingstone, un hombre propietario de una biblioteca londinense caracterizada por una escalera de caracol que lleva a diferentes plantas con diferentes secciones de libros y un suelo con madera un tanto antigua y chirriante.
Este negocio es llamado “Moonlight books” y ha sido heredado de generación en generación. También este es familiar del médico David Livingstone, cuyo diario pertenece a Edward. Este hombre es un señor un tanto curioso, cuya biblioteca gusta a un niño, un poco secundario en la historia llamado Oliver Twist, hijo de la señora Twist, una gran abogada.
Oliver es amante de la astronomía, por ello en la biblioteca coge los libros relacionados con el espacio y en algunas ocasiones le gustaba observar las estrellas con su telescopio. Pero en el siguiente capítulo empieza a describirse a una mujer llamada Agnes, una chica proveniente de Barcelona, muy fan de la arqueología, la geografía y la historia y se descubre que está muy interesada en descubrir los secretos del tatarabuelo de Edward, David Livingstone. Agnes es una chica que viajó a Londres a ser empleada de algunos de los museos más importantes de esta ciudad, como el “British Museum”, pero ésta se lleva un chasco al saber que no era tan fácil como aparentaba. Se aloja en la casa de Jasmine, una chica que trabaja en una cafetería y es conocida de una amiga suya. Un día, Jasmine le recomienda a Agnes a ir a un sitio, pero esta al no saber dónde se ubicaba se pierde. En un momento se encontraba bajo la lluvia y encontró la librería de Livingstone, quien más tarde, dado el interés de la chica por su tatarabuelo, le ofrece un puesto que tenía para ayudarle a hacer repartos y demás tareas y esta acepta, porque como no encontraba trabajo le hacía falta dinero para alquilar una casa poder vivir, pero esta no pararía de seguir buscando trabajo. Edward al principio, aunque sea un gruñón en general, va enseñando poco a poco. Con el tiempo irán haciendo una rutina, y una vida cotidiana entre ellos mismos, las cenas siempre en el mismo lugar, junto a la chimenea de Darkness and Shadow, el té, siempre nombrado por el librero Livingstone en el rincón de los románticos, un lugar donde pidió una vez matrimonio a su editora, ya que estaba enamorado, la buena lectura que cada vez en mayor cantidad incluida por el gruñón señor Livingstone, las visitas de Mr Magoo y las conversaciones con la editora de Edward llevarán a Agnes a llevar una buena vida feliz enseñándole que la felicidad se obtiene de pequeños y preciosos momentos, pero no todo es felicidad, también todo puede llevar a cosas tenebrosas como noches de tormentas, los momentos con el inspector Lockwood y demás.
El libro, hablando sinceramente, no es un libro que digas que es increíble por su trama. No es muy buena la trama y no se puede decir mucho de ella porque más que relatar una aventura o serie de sucesos, cuenta unas vidas sencillas, con algún que otro pequeño contraste que ocurre porque la historia lo llama. En un principio me costó entenderlo, porque pensaba que iba a tener más contenido, pero al final no sorprende tanto. Lo que sí que verdaderamente me ha gustado es que a lo largo de los capítulos no había un hilo con el que seguías la historia, pasaba de un tiempo a otro, de una vida a otro y eso lo hace un tanto bueno. Lo recomiendo a la gente a la que le guste leer para relajarse, para sentirse confortable, a gusto, pero no se lo recomendaría a alguien que lee para meterse en el papel, como por ejemplo yo.

Antonio Gomariz Fernández (2º ESO A) (2020)

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