La
historia comienza con una niña llamada Dulcie, que la noche del día de su cumpleaños
se metió a la cama con el pie izquierdo y le dio la vuelta a la almohada. Al levantarse,
Dulcie se encontró con un chico de cabello rojo llamado Maurice. Desde la ventana
la llamaban Alice (su niñera), Dick y George (su vecino). Dulcie bajó por una escalera
muy peculiar que tenía Maurice. Como era el cumpleaños de Dulcie decidieron
hacer un pequeño viaje al Árbol de los Deseos montados en poney y en un carruaje
que dirigían caballos.
En el
camino se encontraron con un vejete que decidió acompañarles ya que él afirmó
que sabía el camino. Por el camino encontraron un árbol de hojas blancas pero
el vejete dijo que no era el Árbol de los Deseos. Cogieron varias hojas de este
árbol y al cogerlas estas hojas cambiaban de color según los deseos de una
persona. Siguieron el camino que les indicaba el vejete, se dieron cuenta de
que si deseaban algo, fuera lo que fuera, este se les aparecía de repente, así encontraron
al marido de Alice que estaba desaparecido. Pero esto de los deseos tenía una
parte mala y era que, si deseaban algo malo, esa persona se convertía en
alguien de tamaño diminuto. Y así fue que Dick, Dulcie y Alice. Los demás
desearon también hacerse pequeños y así fue. Intentaron seguir el viaje a pie,
pero con ese tamaño era imposible, así que desearon que el marido de Alice se
hiciera grande y este metió a todos en su sombrero para seguir caminando.
Por varios
motivos Egbert ya no les acompañaba. Alice, frustrada, deseó estar en su casa,
pero consiguió volver. Se veía un gran árbol de hojas de mil colores. Allí
Maurice saludó al Hermano Francisco (el árbol) y les contó que el árbol con el
que se habían topado anteriormente sí era el árbol de los deseos, pero que no
se debían coger sus hojas porque, si cada vez que pasaran personas estas cogían
una hoja, el árbol se quedaría sin ellas. Ellos rectificaron, le dieron las
hojas al Hermano Francisco y se despidieron. Ya estaban de vuelta y encontraron
un extraño río, que todos atravesaron. Alice despertó. Y si el próximo año la
noche de su cumpleaños Alice volvía a entrar a la cama con el pie izquierdo y
darle la vuelta a la almohada ¿qué podría ocurrirle?
El libro
me ha parecido bonito, pero a la vez se me ha hecho un poco aburrido lo que es
la mitad del libro. Los personajes me han parecido muy acertados, me gusta
mucho el carisma del viejo Egbert y el descaro que tiene Alice. El mensaje que
se da final me ha parecido muy bueno y necesario, que es que tenemos que respetar
la naturaleza y nuestro entorno. Recomiendo el este libro a las personas que le
gusten las historias de fantasía.
Victoria Hernández Segura (3º ESO C) (2020)
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