sábado, 2 de mayo de 2020

Los pilares de la Tierra




Tom Builder es un pobre maestro de obras, con una familia formada por un matrimonio, él y Agnes, y por dos niños, Alfred y Martha. En 1123 presenció un ahorcamiento público de un inocente. Por esa época no era tan extraño, pues la justicia no estaba muy desarrollada hablando en términos éticos. De repente, el prisionero empezó a cantar una melodía en francés (la lengua de la nobleza normanda). Una mujer embarazada empezó a cantar junto a él y después se alejó maldiciendo a la multitud, pero sobre todo a las personas que condenaron a muerte a ese hombre, que seguramente tenía relación con ella...
Tom Builder tiene que cuidar de su familia después de ser despedido del único trabajo que les mantenía, así que deciden emprender un duro camino de ciudad en ciudad para buscar trabajo. Una noche, después de ser rechazado varias veces al buscar trabajo, su mujer empezó a sufrir contracciones. El nuevo bebé estaba llegando. En medio de una fría y solitaria cueva, iluminada por el fuego, no lo suficientemente cálido, y las caras asustadas de sus niños, Tom Builder consiguió traer al niño sano y salvo al mundo, pero su mujer, Agnes, no tuvo la misma suerte. No sobrevivió.
Tom Builder dejó al bebé en el bosque. No podía cuidarlo sin una madre para alimentarlo, darle calor y amarlo como es debido, decía, pero después de andar un tiempo decidió volver a por el bebé, que, al fin y al cabo, era su hijo, y lo amaba. Al llegar, no encontró a nadie, solo la tumba de su esposa hecha por él mismo media hora atrás. Dolido por su decisión de dejar a su bebé morir en el bosque, siguió con su camino. Tenía que encontrar trabajo y alimentar a la poca familia que le quedaba.
Ellen era una proscrita que vivía en el bosque junto a su hijo Jack. Un día, Jack se encontró un bebé cerca del lugar en el que cazaba patos para comer. Decidió correr a decírselo a su madre. Cuando llegaron para ver de qué se trataba, vieron a un monje recoger al bebé. Lo siguieron. El monje se lo llevó a la celda de St-Jack-in-the-Forest, donde los eclesiásticos lo cuidarían y lo tratarían como un regalo de Dios. Ellen y su hijo volvieron a su hogar, sin darle mucha importancia, pues nada podrían hacer. Poco tiempo después, apareció una familia buscando a un bebé. Ellen les habló de lo ocurrido y les dejó quedarse a dormir. A la mañana siguiente fueron a la celda en busca del bebé del padre de la familia, "Tom Builder", se llamaba. El niño estaba bien cuidado y lo dejaron ahí, rodeado de inteligentes monjes que lo criarían mucho mejor que él. Ellen y Tom se hicieron inseparables y se fueron, junto a sus respectivos hijos, a buscar trabajo y casa en una ciudad. Se habían enamorado y Tom le había pedido matrimonio.
Philip, un monje de la celda de St-Jack-in-the-Forest, se sorprendió al ver a su hermano, Francis, sosteniendo a un bebé mientras le daba leche de un paño empapado con ella. Era muy ingenioso. Después de enterarse de lo ocurrido, se puso de acuerdo con su hermano: ese niño era un regalo de Dios, y tendrían que cuidar de él. Philip era una persona correcta y serena, además de muy buen monje, que cumplía con todos sus votos y corregía a los jóvenes novicios. Al morir el prior de Kingsbridge, la diócesis a la que pertenecía, se presentó a las elecciones para ser el nuevo prior, impulsado por sus amigos que siempre le habían apoyado, Milius Bursar y Cuthbert Whitehead. Después de demostrar varias veces que era digno del puesto delante de los demás monjes, que eran los que decidían quien sería el sucesor, consiguió ser prior de Kingsbridge. El adversario contra el que luchó por conseguir ese puesto se sintió malhumorado y juró venganza. Philip nunca lo hubiera hecho sin la gran ayuda de Waleran Bigod. 
Waleran Bigod hizo un trato con Philip. Si este le ayuda a subir de rango, Waleran le ayudaría a ser el nuevo prior. Y así fue. Waleran era un eclesiástico muy astuto y que, pronto, se convertirían en alguien muy poderoso.
La familia Hamleigh, formada por Percy, Regan y su hijo William, decidieron atacar el castillo de Bartholomew, el conde de Shiring, pues su hija, Aliena, había rechazado a William y lo había echado del condado. Aliena no se iba a casar con un violento y mimado joven.
Los Hamleigh habían perdido la dignidad y no podían aguantarlo.
¿Qué pasará con el asedio? ¿Conseguirá Aliena escapar? ¿Encontrará Tom una catedral para construir, su sueño más grande? ¿Es Waleran quien parece ser? ¿Será el hijo de Tom bien cuidado?
Descubre la respuesta a todas estas preguntas leyendo Los pilares de la Tierra. Un libro emocionante, inspirado en el mundo de la Plena Edad Media en la Inglaterra del siglo XII, con una historia que gira alrededor de estos personajes y del proyecto de una catedral de estilo gótico, salpicada por varias desgracias creadas por sucesos inesperados, traiciones y mucho más. Esta novela de ficción histórica de Ken Follet me ha parecido impactante. Al ser tan larga me ha permitido disfrutarla más tiempo. Se divide en 6 partes y el final de cada una es simplemente magnífico e intrigante. Además, he adquirido muchos conocimientos sobre historia, arquitectura, arte y, sobre todo, como pensaban y veían la vida las personas de esa época. Es un libro en el que la religión predomina, pues en la Edad Media, era una fuerza bastante poderosa, así que no podía faltar en la vida de los protagonistas, pues es parte de ellos y de las decisiones que toman mayoría de los personajes.

David Stefan Scarlet (2º ESO A) (2020)

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