Damián y Faina vivían en Las Palmas y aprovecharon el día para ir a la playa. Luego, decidieron ir a tomar unos helados a la plaza de Santa Ana. Mientras iban de camino pasaron por una antigua casa que estaban reconstruyendo para instalar un cibercafé y decidieron entrar, porque a Faina le gustaba imaginarse cómo serían las personas que la habitaron.
En la casa no había nadie, ni tampoco ningún mueble... salvo una gran mecedora en medio de la última habitación. Estaban observándola cuando de pronto oyeron un ruido, y Damián salió un momento para ver si había alguien. Cuando volvió a la habitación, Faina ya no estaba: solamente se veía la mecedora balanceándose.
Damián buscó a Faina por todos lados y después decidió buscar información sobre ella, y con el dinero que llevaba le echó un par de fotos y se las mandó a su abuelo, seguro de que le diría algo interesante.
Él le explicó que era una antigua reliquia que servía para viajar en el tiempo. Mientras tanto, Faina había llegado al año 1599, en el cual se produjo una batalla entre los isleños y el pirata holandés Van der Does.
Es un libro en el que se puede percibir cómo Faina y Damián se sienten al ver esa batalla, y a la vez ayudar a esa gente; y en el cual se ve reflejada la historia de Las Palmas y cómo vivían por entonces las personas que habitaban la isla.
María Consuelo Pardo Gil (1º ESO B. 2011)
La reseña me ha parecido estupenda pues recoge puntos esenciales del libro. ¡Te felicito! Deseo de todo corazón que hayas disfrutado con su lectura y que esta puerta abra otras puertas para ti y para otros muchos lectores.
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