Esta
historia trata sobre como la Doctora Ottavia Salinas, jefa del departamento del
Archivo Secreto del Vaticano, es llamada ni más ni menos que por el Reverendo
Padre Ramondino. Puestos superiores al padre Ramondino contactaron con él para
poder utilizar los conocimientos de la Doctora Ottavia en una misión
clasificada. Ottavia desconcertada por su llamada, acude al lugar citado, allí
se encontró a altos cargos de la iglesia, entre ellos el Arzobispo Monseñor
Tournier. Su objetivo era utilizar sus conocimientos para ayudarles a descubrir
el significado de unos tatuajes que un individuo etíope llevaba impregnado en
todo el cuerpo. El sujeto estaba encasillado como una amenaza para la iglesia
católica por ello la clandestinidad del caso. Para realizar adecuadamente el
caso envían al capitán de la Guardia Suiza Kaspar Glauser-Róist, experto en
este caso. Ottavia tenía información limitada y por ello se llenaba diariamente
de preguntas sin respuesta y cada día más inquieta por la situación decidió
viajar a su ciudad natal, Palermo. Allí tuvo una gran conversación con su
hermano Pierantonio, su ojito derecho de los ocho hermanos, donde se dio cuenta
que no podía consentir que le usasen para recopilar información y luego ni
acordarse de ella. Pierantonio le aconsejo que se revelase contra ellos y al
encontrar la información que le faltaba lo hizo. A causa de ello la despidieron
y el Monseñor Tournier le desterró a Irlanda a una orden de monjas donde tenía
como trabajo ordenar archivos. Cabreada por su desapropiado comportamiento, mientras
andaba buscando a sus hermanas, dirección a su nuevo destino se arrepentida de
su comportamiento, dos guardias de seguridad le explicaron que debía coger un vuelo
a Roma con urgencia. Perpleja por la situación obedeció sin queja alguna.
Le llevaron a un reservado de un bar donde se
encontraban tanto el señor Tournier, aquel que unas horas antes le había
mandado hacia el fin de su carrera, como el capitán Glauser- Róist. Acompañados
del profesor Boswell y el cardenal Colli. En aquella reunión le medio
suplicaron que volviera a la misión ya que necesitaban sus conocimientos para averiguar
quién había estado robando pequeños trozos de madera supuestamente pertenecientes
a la Verdadera Cruz de Cristo y como Abi-Ruj (el etíope asesinado, con distintos
tatuajes de variadas cruces), podía tener algo que ver con todo aquello. Mientras
ella volaba de un lado a otro, le explicaron que el capitán y el profesor Bowel
habían estado en el Monasterio de Santa Catalina, dónde robaron un manuscrito
que querían que Ottavia les ayudase a descifrarlo. Tras días de trabajo,
llamaron desde Bruselas al capitán para denunciar un nuevo robo, que lastimosamente
no se encontró ninguna prueba y eso complicó aún más la investigación. Lo único
que tenían del manuscrito era el nombre Catón utilizado como seudónimo para los
staurofílakes, una hermandad encargada de proteger la Vera Cruz, con un total
de 36 catones, donde cada uno escribía una crónica dependiendo de la época a la
que pertenecieran. Ottavia y el profesor cada vez se entendían mejor y eso
aumentaba la calidad del trabajo. Descubrieron que a los staurofílakes se les
complicaba mantener a salvo la Vera Cruz públicamente, con lo cual, Catón LXVI
decidió ocultar la cruz y esconder a los componentes de la hermandad
socialmente. Un tiempo después los cruzados consiguieron a base de infinitas torturas
la Vera cruz. Los staurofílakes no podían consentirlo y durante varios años
fueron infiltrando gente para comprobar el estado de la cruz, hasta que les
descubrieron y todos los participantes fueron ajusticiados, ya que Godofredo de
Bouillon prohibió que existiera la hermandad de los staurofílakes.
Años más tarde llegó la noticia de que la
Vera cruz había llegado a manos de los musulmanes, y el Catón heredero del
cargo reunió a todos los staurofílakes que quedaban para poner a salvo de una
vez por todas la Cruz de Jesucristo. En la última página del manuscrito
apareció un texto que explicaba con claridad el porqué de los tatuajes de
Abi-Ruj (el etíope asesinado). Después de horas y horas leyendo archivos llegaron
al último catón, el cual, explicaba que de una vez por todas recuperaron la
Cruz en el año 1219 y podían irse al Paraíso Terrenal. No especificaba donde se
encontraba dicho paraíso y por ello Ottavia y el resto se sentían confusos y desanimados
de nuevo. Hasta que por la noche el capitán los convocó a altas horas de la
noche para plantear una posible similitud entre el último catón y la Divina
Comedia de Dante Alighieri. Ponía como ejemplo las siete cruces tatuadas en el
cuerpo del etíope, que según Kaspar querían decir que había superado los 7
pecados capitales igual que tuvo que hacer Dante para ir al Paraíso Terrenal.
Les daba a entender que el libro fue considerado una traición hacia los
staurofílakes ya que revelaba muchos de sus secretos. Tanto Bowel como Ottavia
quedaron satisfechos con la teoría y decidieron adentrarse en su investigación.
Por desgracia, Ottavia tuvo que paralizar su
inmenso trabajo por motivos de causa mayor; su padre y uno de sus hermanos
fallecieron en un accidente de coche, que implicó el regreso inmediato a
Palermo para estar con su familia. Pasados unos días aparecieron el profesor y
el capitán alarmados por una importante teoría que debían verificar en Siracusa,
exactamente la vieja iglesia de Santa Lucía. Allí encontraron el purgatorio donde
Dante hacía referencia en su libro y consiguieron superar la prueba a la que le
retaron. Allí se dieron cuenta que debían superar cada uno de los retos que
hacían referencia a los siete pecados capitales y al superar todas las pruebas
conseguirían llevar a cabo la misión y encontrar la Vera cruz.
¿Lograrán pasar todas las pruebas y obtener
la Cruz de Jesucristo o los staurofílakes lograrán la promesa de no dejar a la
luz ningún trozo de dicha reliquia?
Mi opinión sobre este libro solo puede tener
cosas buenas, me ha fascinado cada capítulo, la lectura ha sido extensa, pero
ha merecido la pena. Este tipo de novela histórica siempre te deja intriga
hasta el final y me ha sorprendido mucho el final. Recomiendo la lectura a
todas aquellas personas que le guste la historia tanto como a mí.
Ana María Mondéjar (2023)
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