Todo
comienza cuando Stanley Buggles recibe una carta donde se le informa de la
muerte de su tío el almirante Swift, y donde también se le informa que ahora es
el dueño de su mansión, pues la herencia recae sobre el miembro más joven de la
familia por petición del almirante. Con esto Stanley convence a sus padres para
que le dejen ir a ver la casa, casi como si fueran unas vacaciones en
solitario. Y así fue, en poco tiempo ya estaba viajando hacia “Crampton Rock”,
el pueblo marítimo donde residió en vida el almirante. Por algún motivo se
necesitaba mucho papeleo para entrar en el pueblo, algo que desconcertó a
Stanley. Una vez allí tuvo que cruzar una milla de madera para llegar al
pueblo, mientras se mojaba los pies por la marea alta, cuando se encontró con
la alcaldesa del pueblo, la cual revisó todo el papeleo y acompañó a Stanley a
su nueva casa, la mansión Candlestick. Cuando estuvo allí conoció a la señora
Carelli, el ama de llaves y la encargada de cuidar a Stanley durante su
estancia. Era una mujer grande, pero con un aspecto afable, ella le invitó a
pasar a la casa y le prepararía algo de cenar mientras Stanley exploraba la
casa y elegía habitación. Después de explorar por dentro y elegir una
habitación le dijo a la señora Carelli que iría a ver el pueblo, mas esta no le
dejaría, argumentando que nadie puede salir de noche, lo que incomodó a Stanley
y le generaba aún más dudas al respecto de este misterioso pueblo. Después de
charlar y cenar con la señora Carolli se fue a la cama, había sido un día
largo. A la mañana siguiente Stanley decidió explorar el pueblo, y tras dar
muchas vueltas llegó a una chuchería un tanto anticuada, dentro estaba un señor
muy raro y que incomodaba mucho a Stanley, y le preguntó al muchacho si quería
algo en particular, este ya fuese por miedo o por vergüenza compro unas cuantas
chucherías y puso pies en polvorosa. Encontrándose así con un perro de tres
patas, el cual estaba cerca de su amo, Flynn, un hombre de aspecto intimidante que
advirtió a Stanley sobre la tienda de chuches, este se interesó mucho por lo
que el hombre le contaba, pero llegado el momento no quiso contar nada más, así
que Stanley espero a que se tomara unas cuantas copas para sacarle información
al respecto. Tras un buen rato el viejo Flynn le confesó que el dueño de la
tienda de chucherías era un hombre lobo, y que esa era la razón de porque nadie
podía salir nunca de noche, Stanley inmediatamente pensó que era un borracho
contando historias para asustar a los niños, así que se fue a casa. Cuando
volvió a casa al atardecer se encontró a la señora Carelli preparando la cena,
y esta al percatarse de que tenía consigo unas chucherías le regaño de
sobremanera, advirtiéndole de que no se acercase a esa tienda en particular. Lo
que aumentaba aún más las dudas sobre este pueblo, pero Stanley estaba
demasiado cansado como para indagar al respecto, así que simplemente ceno con
la señora Carelli y se fue a la cama. A la mañana siguiente se encontró con una
nota que le pedía a Stanley ir a un bar para hablar sobre hombres lobo, este
sin pensarlo fue directo, pues ya era demasiada coincidencia que todo el mundo
hablase de ello, cuando llegó era Flynn con sus amigos, estos le contaron sus
historias sobre que eran piratas y le pidieron un favor a Stanley, que matase
al hombre lobo, este se negó, pero los piratas argumentaron que nadie más tenía
una pistola con balas de plata, salvo él y el fallecido almirante, Stanley se
ofreció a dejarle la pistola a los piratas, pero ellos le mostraron sus
extremidades, entre los 3 piratas no juntaban 16 dedos, así que ninguno de
ellos era capaz de disparar un arma, todo esto era de locos, pero le habían
mostrado muchas pruebas, tras esto, Stanley regreso a casa. A la mañana
siguiente se fue a pescar con un buen amigo de la señora Carolli, y además
dueño del faro, Lionel Grouse. Tras pasar toda la tarde pescando Stanley le
pidió al señor Grouse si podía quedarse con él y su mujer a dormir en el faro
para ver las vistas y demás, el señor Grouse aceptó y por la noche hablo con el
muchacho, avisándole de que sabía lo que buscaba, y por desgracia se lo encontraría,
así es, hablaba del hombre lobo. Stanley se había quedado dormido encima de un
telescopio y al despertar se percató de algo terrible, una bestia de 4 patas
mucho más grande que un perro y definitivamente no humano, era el señor Cake,
dueño de la chuchería, así pues, todo era cierto y los piratas necesitaban
ayuda para detener a ese hombre lobo. Cuando ya se hizo de día Stanley regresó
con la señora Carolli, quien estaba preparando el desayuno, ya había tomado una
decisión, había que matar al hombre lobo. Pasó el día normal, como si no
tramaba nada, pero de noche se decidió a salir a cazar al hombre lobo, cogió la
pistola del almirante y salió en busca del hombre lobo, conforme pasaban las
horas perdió la esperanza de encontrarlo, pero cuando se dispuso a volver a
casa lo encontró, y este lo persiguió durante un rato, hasta que, cuando
Stanley estuvo arrinconado le asestó un balazo en la cabeza poniendo fin a su
vida, los piratas, que estaban por allí se encargaron del cuerpo y mandaron al
chico a casa. Cuando regresó a casa la señora Carolli le echó la bronca, pues
sabía perfectamente lo que había hecho, y le advirtió que solo traería
consecuencias nefastas, pues esos piratas querían robar el medallón del
almirante, pero no podían salir de noche a robar gracias al hombre lobo, esto
desanimó mucho a Stanley, pero al final acabó hablando con la señora Carolli y
se recuperó, una vez en la cama empezó a tener pesadillas, sobre un pez que le
hablaba, le resultaba muy familiar, y este le decía que guardaría su secreto.
Al día siguiente encontró al pez, puesto en la pared como un cuadro, estaba
protegido por un cristal, intentó hablar de nuevo con él, pero resultó
imposible, los peces no hablaban, y menos uno colgado de la pared. A sabiendas
de que los piratas vendrían a robar el colgante del almirante Stanley diseñó un
plan para acabar con los piratas, dibujando un mapa muy realista y hablando con
el Señor Grouse para que le prestase un barco para acabar con los piratas. Y
todo iba sobre ruedas, los piratas aparecieron y Stanley les convenció para que
encontrasen un mapa, él les “ayudó” a conseguir un bote, pero tendrían que
esperar hasta el anochecer, así que estos se escondieron en barriles y
empezaron a beber, una vez borrachos Stanley junto con la ayuda del Seño Grouse
abandonó a los piratas en una isla desierta a su suerte, para que no volviesen
a molestar. Cuando regreso a casa por la mañana la señora Carelli le avisó de
que tendría que volver a casa, así que este recogió sus cosas, cuando antes de
irse, el pez le hablo, Stanley le quitó el cristal que los separaba y pudo ver
en la boca del pez el colgante del almirante, ahora si estaría a buen recaudo.
Cogió sus cosas y partió de nuevo a su hogar, hasta las próximas vacaciones.
Es
un libro corto pero interesante, desarrolla bien a los personajes, pero el
mayor problema es que se repite mucho el hecho de que cuando se hace de noche
Stanley vuelve a casa y los días se reinician, es prácticamente como un sistema
que elimina la franja nocturna y crea la necesidad de ver a Stanley durmiendo
continuamente. Por el resto está muy bien, aunque deja un final demasiado
abierto para los piratas, ya que no sabemos qué ocurre después con ellos.
Pablo Gallego (2022)
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