En
este libro acompañamos a nuestras protagonistas en su vida.
Cuenta
(y vivimos con ellas) diferentes experiencias desde que le conocieron, su vida
antes y después de él.
Experimentamos
en su propia piel la dependencia, el ansia por aprobación y la perdida de
autonomía tras conocerle. Aún más con las ataduras asfixiantes que vienen tras
quedarse embarazada y entregarse por completo a algo de lo que no se siente
parte y no es más que una mera obligación, un parásito.
Como
cuando una mujer se queda embarazada y desde ese punto parece que ya no es
persona, ya no es atractiva, solo una máquina para criar hijos, pérdida de toda
belleza e individualidad.
Toda
su vida habían estado huyendo del dolor. Huyendo del abandono, de ellas mismas.
Hasta
que nuestra primera protagonista decide separarse de todo y huye a París, se
establece allí intentando desprenderse de todo y aprendiendo a ser si misma de
nuevo.
Aunque
sus pasados no las deja nunca, es lo que nos cuentan intercalando narraciones
de lo que era antes y como es el ahora para ellas, como era de miserable su
vida atrapada en casa, añorando algo que no se le era concedido y buscándolo de
otras formas.
Allí
empieza a interesarse por su vecina Hélène, nuestra otra protagonista, con
quien se siente aisladamente conectada de una forma que ni ella misma comprende.
Una mujer desaliñada, quien iba por la vida sin alma paseando a sus hijos como
si su propia existencia le cansará enormemente como para pensar en ellos
siquiera, un fantasma.
Una
persona normal en París, o eso pensaba, hasta que una madrugada coches policías
y ambulancias rodean su edificio y se descubre que ha matado a sus dos hijos a
sangre fría.
Desde
ese momento Hélène se vuelve un personaje aún más interesante e importante para
nuestra protagonista, quien decide empezar a visitarla a la cárcel.
Con
estas visitas se da cuenta de todo el crecimiento que ha conseguido desde que
abandonó a su hija, Lucrecia, y como la antigua amargada, odiosa y cubierta de
rechazo ha renacido en una persona mejor, más sensible, más libre.
En
este punto de la lectura nos damos cuenta de que en toda la historia hemos
estado leyendo dos puntos de vista muy diferentes sin saberlo, la historia de
nuestra primera protagonista quien abandona a su familia para irse a París y
liberarse de su prisión con éxito, y la de Hélène, quien vive en un constante
ciclo de odio, antipatía, y obsesión del cual solo consigue
"liberarse" matando a sus hijos para hacer que él siempre la recuerde
y quedé marcada de por vida.
Vemos
la drástica diferencia entre las dos perspectivas, nuestra primera protagonista
habiendo podido volver a quien era ella misma antes de todo, feliz y
aceptándose a ella y su pasado, con Hélène, en prisión, llena de indiferencia,
crueldad y odio.
Este
libro me ha gustado mucho, trata temas de los que normalmente no se habla en
mis lecturas, es muy interesante ya que te hace pensar y ver otros puntos de
vistas que no pensarías por ti solo. Está escritora sabe poner en papel los
sentimientos y pensamientos de una forma habilidosa, clara e interesante, lo
cual te engancha y te lleva en su camino. Te hace sentir, tener opiniones y
hasta desagradar muchas cosas, lo cual creo que es muy importante y que de
verdad demuestra que es una lectura muy rica. Los giros al final son
previsibles, pero me ha gustado bastante. Es un libro que enriquece mucho por
los temas que trata y cómo ve el punto de vista desde diferentes ángulos y lo
recomiendo enormemente.
Rocío Hernández García (2023)
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