La
historia comienza en una fábrica en la que se encuentra un niño de 10 años,
Klincus Corteza. Si tenía la oportunidad de escapar lo haría. A sus 6 años
vivía en una pequeña aldea, Bubak, con sus padres; pero una noche de tormenta
no aparecieron, pasaron los días y llamaron a su puerta unos hombres, le dieron
por huérfano y lo llevaron a trabajar a la fábrica de sir Graylock durante
cuatro años. Logró escapar de la fábrica gracias a un trineo casero que
construyó durante su encerrona. En el bosque se dio cuenta de unas luces a lo
lejos y pensó que serían los guardias por si le habían seguido, huyó cuanto
pudo pero su trineo casero saltó por los aires junto con él. El cual, gracias a
ese incidente conocería su nuevo hogar a partir de ahora, Frondosa. Allí se
haría amigo de Yuki y Glyn y de Ryllo. Los ciudadanos de Frondosa medirían un
palmo. La reina de Frondosa le da una oportunidad al chico, y Klincus decide
ayudarles con su problema, la ciudad se iba a quedar a oscuras, porque se
agotaría las lágrimas de dragón que tenían de reserva y tendrían que volver a
utilizar el fuego para iluminarse y aquella idea no les gustaba porque podrían
volver a quemar sus hogares.
Hay una
leyenda de un dragón y una dragona, un día la dragona murió por un incidente y
el dragón lloró lágrimas, un frondosiano descubrió que podría utilizar estas
lágrimas para iluminar la ciudad y deshacerse por fin del fuego.
Klincus
es inventor y gracias a su gran habilidad podrá ayudarlos pero no está seguro
de si puede funcionar.
La
historia de cómo un niño no se resigna a aceptar ser utilizado a sus diez años
y de cómo decide escapar. Toda esta historia transcurre en pleno invierno. La
sorpresa de Klincus de descubrir cosas que ni él nunca se hubiera imaginado le
iban a resultar agradables. Su duda es si podrá ayudar a estos frondosianos a
conseguir las lágrimas de dragón que más desean.
Cristina López Laforet (2º Bach F. 2013)
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