El joven Calisto entra en la huerta de Melibea, y al verla se enamora de ella hasta el punto de convertirla en un elemento de devoción religiosa. Sin embargo, ella rechaza. Sempronio, uno de los criados de Calisto, le propone a éste la ayuda de una alcahueta llamada Celestina, con el fin de obtener algún beneficio, pero otro de los criados de Calisto, Pármeno, avisa a su amo para que no confíe en la alcahueta.
Celestina, con la excusa de vender artículos de belleza y demás, entra en la casa de Melibea para hablarle de Calisto y encender el amor entre ambos. Melibea no acepta estar enamorada, ya que tiene la obligación de preservar su honra y casarse con un hombre de su clase social. A pesar de ello, Celestina hace que confiese su amor por Calisto y consigue una cita entre los dos.
Calisto regala una cadena de oro a la anciana como pago por sus servicios de alcahueta, pero Sempronio y Pármeno (que se alían para sacar beneficios de la locura de Calisto) le piden a la alcahueta la parte del pago que habían acordado con ella. La alcahueta se niega a darles la parte que les corresponde, por lo que Sempronio y Pármeno tienen una pelea con la anciana que provoca su muerte.
Sempronio y Pármeno son ajusticiados ante los ojos de todo el pueblo por el asesinato de la alcahueta. Calisto se lamenta por la pérdida de sus criados más preciados, pero los reemplaza por Sosia y Tristán. Éstos acompañan a su amo a ver a Melibea cada noche, y en uno de los encuentros se escuchan unos ruidos. Calisto se asusta, lo que lo lleva a descolgarse de la escalera con la que saltaba al jardín de Melibea en cada uno de sus encuentros, cae y muere.
Melibea, al perder a Calisto se deprime tanto que le cuenta a su padre su amor por Calisto y se suicida dejándose caer desde una torre.
Lorena Cutillas (3º ESO C. 2012)
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