Esta es la historia de un hámster, pero no uno cualquiera, sino una raza especial: un ''Mesocricetus Auratus ó hamster dorado". Según él, ambos tenían tanto en común como una calculadora con un ordenador.
Empezaré contando que los hámsters tienen según nuestro amigo tres grandes enemigos: en primer lugar, la falta de alimento; en segundo lugar, la falta de higiene; y en tercer lugar la falta de alimento.
Por fin, llegó el día en el que un hombre lo compró como mascota para su hija Soffie (que tenía 7 años). Al llegar a casa después de transportado en una caja de cartón, Freddy (que así le puso de nombre Soffie) no podía evitar echar de menos a la abuela hámster y a sus hermanos: a ella por sus historias sobre la Tierra prometida de Asiria y la liberación de todos los hámsters; y a sus hermanos por sus continuas riñas.
Su llegada a la casa fue toda una aventura: lo primero fue inspeccionar su nuevo hábitat (le encantó su nueva jaula, con dos ruedas, una de ellas de madera, escaleras con distintas alturas, una madriguera con dos despensas y mucha mucha paja).
-¡¡¡¡¡ Juuuupiiiii !!!!!
Su relación con Soffie fue siempre especial (pues Soffie olía a pipas frescas de girasol). Entre ellos surgió una gran amistad. La niña solía soltar a Freddy por la mesa mientras ella hacía sus deberes y poco a poco nuestro amigo fue poniendo más interés por conocer las letras y aprender a leer, pues su especie era muy inteligente.
Pronto su felicidad se ve empañada pues la madre de Soffie aprovecha un viaje de su padre para deshacerse de Freddy, quien irá a vivir a casa de Amo John, que así lo llamaban sus nuevos compañeros de aventuras, Enrico y Caruso, las cobayas cantoras. Y cómo no, el audaz Sir. Williams, un hermoso y educado gato de Angora, aunque echa mucho de menos a Soffie, pronto descubriría la oportunidad perfecta para comunicarse con Amo John por medio del ordenador y su sueño se verá realizado.
Amo John le permite entrar y salir de su jaula que ahora tiene siempre la puerta abierta, puede leer todos los libros que quiere y con ello descubre que Asiria ó la Tierra prometida, como solía contarle la abuela, estaba allí donde uno se siente libre y realizado, y para siempre desea vivir con Amo John y recibir de vez en cuando la visita de su querida Soffie.
Empezaré contando que los hámsters tienen según nuestro amigo tres grandes enemigos: en primer lugar, la falta de alimento; en segundo lugar, la falta de higiene; y en tercer lugar la falta de alimento.
Por fin, llegó el día en el que un hombre lo compró como mascota para su hija Soffie (que tenía 7 años). Al llegar a casa después de transportado en una caja de cartón, Freddy (que así le puso de nombre Soffie) no podía evitar echar de menos a la abuela hámster y a sus hermanos: a ella por sus historias sobre la Tierra prometida de Asiria y la liberación de todos los hámsters; y a sus hermanos por sus continuas riñas.
Su llegada a la casa fue toda una aventura: lo primero fue inspeccionar su nuevo hábitat (le encantó su nueva jaula, con dos ruedas, una de ellas de madera, escaleras con distintas alturas, una madriguera con dos despensas y mucha mucha paja).
-¡¡¡¡¡ Juuuupiiiii !!!!!
Su relación con Soffie fue siempre especial (pues Soffie olía a pipas frescas de girasol). Entre ellos surgió una gran amistad. La niña solía soltar a Freddy por la mesa mientras ella hacía sus deberes y poco a poco nuestro amigo fue poniendo más interés por conocer las letras y aprender a leer, pues su especie era muy inteligente.
Pronto su felicidad se ve empañada pues la madre de Soffie aprovecha un viaje de su padre para deshacerse de Freddy, quien irá a vivir a casa de Amo John, que así lo llamaban sus nuevos compañeros de aventuras, Enrico y Caruso, las cobayas cantoras. Y cómo no, el audaz Sir. Williams, un hermoso y educado gato de Angora, aunque echa mucho de menos a Soffie, pronto descubriría la oportunidad perfecta para comunicarse con Amo John por medio del ordenador y su sueño se verá realizado.
Amo John le permite entrar y salir de su jaula que ahora tiene siempre la puerta abierta, puede leer todos los libros que quiere y con ello descubre que Asiria ó la Tierra prometida, como solía contarle la abuela, estaba allí donde uno se siente libre y realizado, y para siempre desea vivir con Amo John y recibir de vez en cuando la visita de su querida Soffie.
Melani Cascales (1º ESO B. 2012)
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