Esta historia trata sobre dos hermanos (Negrillo, el mayor, y Marcial, el pequeño). El relato se ambienta en la posguerra, periodo de los años 40. Los dos hermanos quedan huérfanos. Por la pobreza y la miseria de aquella época son adoptados por un pastor que deambulaba por el monte con su rebaño, llamado Rodrigo Ojopirri. Durante un tiempo se dedicaron a conducir el ganado por los montes, al lado de un pueblo llamado Barreiro. Un día, Rodrigo emigra a América y los hermanos, acompañados por su perro Fetén, quedan solos en su chamizo. Quedaron también a cargo del rebaño.
Una noche, Marcial escucha el sonido de unos camiones, se asoma a un acantilado y presencia el fusilamiento de once hombres del bando republicano. Los cadáveres son enterrados y el trozo de tierra donde cavaron sus fosas tenía la forma de Sudamérica. A la mañana siguiente el chico se acerca a observar la zona donde habían sido enterrados esos once hombres. Entre las rocas, Marcial encuentra un anillo con un nombre grabado: "Elisa". El anillo pertenecía a uno de los fusilados, llamado Alberto. El joven se acerca entonces al pueblo de Barreiro en busca de Elisa, una mujer preciosa, de la que Marcial queda enamorado.
Una noche se da cuenta de que bajo el barrando, en la zona de tierra donde habían sido enterrados los fusilados, había dos sombras resplandecientes, como formadas por humo blanco- La luz iba perfilando sus cuerpos y sus rostros hasta dejarlos claramente reconocibles. Al final aparecieron los once fusilados mostrando sus heridas, deambulando y cantando sin compás, a un ritmo cansado. Asustado, Marcial baja al pueblo a contar al alcalde del lugar lo sucedido...
Esta preciosa historia, escrita por nuestro paisano Paco López Mengual, tiene un final que acabará gustando a todos.
Antonio Fernández (2º ESO B. 2011)
América siempre pilla lejos
ResponderEliminar