Este
libro trata de una niña llamada Alicia, que vive en un pequeño pueblo. En él
hay un naranjo en la calle del mediodía. A su tata Josefa le encantaba ese
naranjo y de pequeño siempre se subía a él los lunes, que era cuando los presos
barrían la plaza. Ella iba a verlos a escondidas. Lucrecia, una amiga, la
cubría cuando se iba de las recogidas de naranjas. La razón por la que quería
ir era porque uno de los dos presos era su padre; el otro era su tío Abelardo.
Habían entrado en la cárcel por expresar sus ideas políticas.
Uno de
ellos era muy alegre y el otro siempre estaba con la cabeza abajo. Josefa se
convenció de que su padre era el alegre, aunque más tarde se enteró de que era
lo contrario. Le costó hacerse a la idea, pero poco a poco lo aceptó.
La tata
Josefa le contó esa historia de su vida y la ayudó para que Alicia aceptara la
separación de sus padres.
Cristina Rojano Sangucho (3º ESO B) (2018)
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