Laura, una chica de catorce años, siente curiosidad
por la nueva familia que se ha instalado en un piso de su bloque, en Getafe. La
familia es polaca y por esta razón los vecinos son un poco desconfiados y no
les termina de gustar la idea de que vivan ahí. Laura empieza a buscar
información y datos de Polonia, pues sus conocimientos sobre el país son más
bien escasos. Ella siente especial curiosidad por Varsovia, su capital y por la
música polaca. Un día, Roberto, un compañero de Laura bastante grosero y
maleducado, les impide el paso a ella y a sus mejores amigas, Silvia e Irene.
Laura de forma espontánea lo insulta y cuando Roberto le va a pegar, el chico
polaco se lo impide. Laura le da las gracias y a partir de ahí empieza a
conocer más cosas sobre él y su familia. Andrés, que es como se llama aunque en
polaco, no va regularmente al instituto, y pasan varias semanas en las que ella
no sabe nada de él. Hasta que un día se lo encuentra en la puerta del ascensor,
pero Irene y Silvia no paran de preguntarle cosas y esta no puede averiguar
nada nuevo. El próximo encuentro se produce unos días después, cuando Laura y
sus amigas salen a dar una vuelta por Getafe. Andrés la acompaña hasta su casa
y Laura no pierde la oportunidad de preguntarle. Descubre que el chico trabaja
en un almacén y que por diversas razones tuvieron que dejar Polonia y con ello
su antigua forma de vida. Cuando ambos llegan al portal Roberto y dos amigos
suyos les esperan para escarmentar al chico por haberse enfrentado a ellos unos
días atrás. En la pelea, Andrés es malherido y tienen que trasladarlo al
hospital. En los días posteriores, cuando Laura le visita para observar cómo se
encuentra, es cuando se establece una gran relación de amistad entre ellos.
Todos los domingos los dos se dirigen a un lugar desde donde se ve todo Madrid
y allí Andrés cuenta a Laura toda su historia. El último domingo de marzo
Andrés termina de relatarla, y como es el cumpleaños de Laura, le hace un
regalo y una promesa que ella le pide: algún día, él la llevará a Varsovia.
En mi opinión, lo mejor del libro viene después de
que Andrés cuente su historia, porque es cuando Laura establece sus propias
reflexiones sobre lo que él le ha contado, ya que sus amigas no terminan de
creérselo, pero sin embargo ella confía en él. Al final ella descubre la
verdadera razón de su extraña actitud que tiene que ver mucho con su pasado y
con su huida. Pero ella espera que él cumpla
su promesa y que algún día ambos vayan a Varsovia.
La verdad es que es un relato muy emocionante y que
da mil vueltas hasta el final. Me ha gustado la originalidad y que el autor
haya introducido la historia del joven en cursiva, diferenciándola del resto.
Claudia García Cobarro (4º ESO A. 2012)
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