Marcos ha perdido a su madre, con la que había
compartido muchísimos momentos inolvidables, acompañado por todo el mundo ya que
era una bailarina muy famosa, de la cual había aprendido mucho sobre la vida y
a la que quería más que a nadie en el mundo.
Era muy creativa y libre, despertaba grandes
sentimientos en sus espectadores y desplazó al corazón al que tantas cosas se
le atribuyen por el esófago, que representaría la vitalidad artística.
En uno de sus viajes acompañándola por el mundo, a
Marcos le inspiró un cuadro de Picasso y quiso hacer tres grandes obras, pero
solo llegó a pintar dos antes de su muerte.
Le entregaron la maleta de su madre con la que
siempre viajaba y resultó contener sus dos cuadros: le gustaron tanto que
los había comprado.
Tanto le dolió su muerte que decidió que ya no
quería vivir en el mundo tal y como lo conocía, tenía que hacer un cambio
importante en su vida: iba a dejar de dormir.
Ya había sacado todo su dinero para pagar la
inyección que le quitaría el sueño para siempre e iba a ponérsela cuando la
vio. A ella. Justo en medio de la plaza esperando a alguien hasta entrar en el
Teatro Español. Cuando despareció de su vista sintió que le faltaba algo; pero
una llamada de teléfono le sacó de su embobamiento. Era su jefe. Y tuvo que
echarse las inyecciones en su bolsillo y alejarse de la terraza porque algo más
importante requería su presencia.
Marcos trabaja para la policía porque posee un don,
puede recibir en su mente los doce momentos más importantes de una persona
desde el más horrible al más placentero con tan solo mirarla; aunque
normalmente suele tenerlo desconectado.
Han capturado a un extraterrestre y cuentan
con él para comprobar si realmente no es de la Tierra. Todos los medios de
comunicación no hablan de otra cosa.
Decidió ir a ver al extraño y lo que ocurrió
cambiaría su vida.
Es un libro apasionante que recomiendo a todo el
mundo. Me ha gustado mucho porque toda la trama es inesperada, quiero decir que
justo cuando creía que no podía ser más interesante me sorprendió radicalmente.
Fue delicioso.
María Consuelo Pardo Gil (3º ESO. 2012)
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