Tras descubrir que el futuro del mundo está en sus
manos y que la decisión de que el bien se imponga sobre el mal recae en ella
misma, Lia tendrá que tomar una importante decisión. En la segunda parte de La profecía de las hermanas, Lia vive
con su mejor amiga Sonia en Londres y allí aprende a montar a caballo, a
desarrollar sus poderes como hechicera… pero no puede evitar sentir atracción
hacia la profecía, hacia su destino, y especialmente hacia el medallón dorado
con el terciopelo negro que su amiga Sonia lleva colgado en la muñeca, y que
anteriormente, Lia ya comprobó que le puede hacer mucho daño. A menudo no puede
evitar viajar al plano astral y regresar a su antiguo hogar donde se encuentra
con su hermana gemela, Alice. Lia comprueba cómo con el paso de los días su
hermana se hace cada vez más poderosa e incluso utiliza la magia prohibida para
poner a las almas de su parte y conseguir sus objetivos. Pero eso no es todo,
le está arrebatando a lo que ella más quiere, a James.
Con la noticia de que su tía Abigail está
gravemente enferma, Lia debe viajar en compañía de Sonia y Luisa, ambas llaves,
y Edmund hacia Atlus, con el fin de descubrir el lugar exacto donde se hallan
las páginas perdidas, y por lo tanto el final oculto de la profecía. Por el
camino, se encuentran con Dimitri, miembro de la sociedad de los Grigori, que
los ayuda y guía hacia Atlus, y de quien Lia se enamora. Pero todo no es tan
sencillo. Las almas se apoderan del cuerpo de Sonia, quien traiciona una noche
a Lia acercando el medallón a su muñeca. Lia deberá llegar a tiempo de
encontrar las páginas perdidas, antes de que las almas y su hermana gemela,
Alice, lo consigan y estén más cerca de permitir el paso de Samael, el demonio,
al mundo de los vivos, y por tanto imponer el mal. Pero para Lia las cosas se
complican aún más, ya que por un error de la naturaleza, el orden del nacimiento,
ella debería estar en el lugar de su hermana gemela. Por lo tanto, no es nada
fácil salvar el mundo, cuando está escrito en tu destino que debes destruirlo.
Es un libro realmente bueno. La primera parte ya me
dejó impresionada y tenía muchas ganas de poder disfrutar de la segunda parte
de la fantástica trilogía de Michelle Zink. Es una historia impresionante, una
lucha a muerte entre dos hermanas gemelas con intenciones y actitudes
totalmente diferentes, porque cuando se trata del destino, Lia y Alice no
pueden dejarse llevar por sus sentimientos. Estoy deseando leerme la tercera
parte, y por tanto el final de la profecía. Se llama El ritual de Avebury y espero poder
disfrutarlo igual que los dos anteriores y descubrir, así, el final de esta
fantástica historia.
Laura García Cobarro (3º ESO A. 2012)
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