Doyague hace en este volumen una adaptación al cómic de dos de los cuentos claves de Nikólai Gógol, La nariz y El retrato. El autor ucraniano, precursor de Dostoievski, muestra en estos relatos sus características más destacables, como son el uso del realismo fantástico.
La nariz trata sobre un hombre se despierta un buen día sin su nariz, qué siente y qué hace para recuperarla. Funciona a modo de cuento surrealista alegórico de la sociedad y del modo de ser humano.
En cambio, en El retrato combina la fantasía con la realidad (sin usar el surrealismo). La historia gira alrededor de un joven pintor al que le llega por medio de un espíritu una buena cantidad de dinero que le permite salir de la pobreza en la que vive, pudiendo así continuar su deseo de llegar a ser pintor. Sin embargo sus planes se verán frustrados por sus ansias de dinero y fama.
Ambos relatos, muy bien escritos, dan que pensar sobre el comportamiento humano y social. Además, el aspecto visual del cómic (del propio Doyague) es genial. Refleja a la perfección sociedad del momento (vestimenta, la ciudad de San Petersburgo en ese momento…) y el característico físico ruso, con grandes narices y rasgos muy marcados.
Es un libro muy rápido de leer (y no sólo porque la longitud de los relatos es corta), y resulta muy interesante a la hora de reflexionar sobre las ideas que trata.
La nariz trata sobre un hombre se despierta un buen día sin su nariz, qué siente y qué hace para recuperarla. Funciona a modo de cuento surrealista alegórico de la sociedad y del modo de ser humano.
En cambio, en El retrato combina la fantasía con la realidad (sin usar el surrealismo). La historia gira alrededor de un joven pintor al que le llega por medio de un espíritu una buena cantidad de dinero que le permite salir de la pobreza en la que vive, pudiendo así continuar su deseo de llegar a ser pintor. Sin embargo sus planes se verán frustrados por sus ansias de dinero y fama.
Ambos relatos, muy bien escritos, dan que pensar sobre el comportamiento humano y social. Además, el aspecto visual del cómic (del propio Doyague) es genial. Refleja a la perfección sociedad del momento (vestimenta, la ciudad de San Petersburgo en ese momento…) y el característico físico ruso, con grandes narices y rasgos muy marcados.
Es un libro muy rápido de leer (y no sólo porque la longitud de los relatos es corta), y resulta muy interesante a la hora de reflexionar sobre las ideas que trata.
Juan Francisco García Miñano (2º Bach F. 2011)
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