Hans Helvetius era un famoso automatista que un día
recibe un encargo de un extraño hombre: debía fabricar una mujer autómata
tomando de modelo la figura de cera de una mujer. Helvetius, al ver tan extraño
el encargo, va a visitar al magistrado Menjoul para contárselo todo. La figura
de cera de la mujer estaba en manos de Helvetius, pero sin saber cómo...
desaparece. Después recibe a una mujer desconocida, que vestía igual que la
figura de cera. Ella convence a Helvetius para que fabrique esa mujer autómata.
El automatista está decidido a fabricarla para descubrir para qué la quieren.
Cuando la autómata ya está lista la roban y ocurren
varios sucesos que hacen que Hans Helvetius llegue a un lugar donde se hacen
sesiones curativas para familias ricas. Para lograr entrar, Helvetius se hace
pasar por el marqués de La Vignebleue, quien asistía el lugar como acompañante
de su sobrino. Una vez dentro, Helvetius cree ver a la mujer autómata, pero no
es más que una mujer de carne y hueso. Entonces descubre que todo era un
engaño...
A partir de la mitad del libro la historia se pone
muy interesante. Y el final me ha gustado mucho. También me ha gustado que la
historia esté narrada por un personaje de la historia cuya identidad no
descubres hasta el final.
María José Bernal Lorca (1º ESO A. 2013)