Estela era una
niña de tan solo cuatro años cuando ella y su familia, su madre Petra Puigbó,
su padre Armando Lavalle y su hermana Alexandra, se mudaron desde Argentina (debido
a las convulsiones políticas del momento) hasta Barcelona, pues su madre era
española, para formar allí una nueva vida, típica de una familia católica y
tradicional.
Ya con 19 años,
era una chica comprometida a la que le gustaba ayudar, y por eso trabajaba en
sus ratos libres en una ONG llamada AAD, Acción de Ayuda Directa. Estela
comenzó a ver seguidamente a una mujer en todos los lugares a los que iba,
hasta que, un día, al salir de un bar con su amiga Fina, la mujer que la había
estado siguiendo fue a hablarle. Se llamaba Ana Cecilia Mariani y era de Buenos
Aires. La mujer le habló de su hermana Graciela y Claudio, el novio de esta. Le
contó que habían sido secuestrados y recluidos en un campo de exterminio, la
Escuela de Mecánica de la Armada. Le dijo que esa mujer era su madre, y que
murió tras dar a luz, y le mostró una foto de la mujer, que era igual a ella.
Acabó su historia hablándole de las movilizaciones de la Plaza de Mayo de
madres y abuelas reclamando a sus familiares, y contándole que su padre había
sido miembro del ejército que los mató, y le dijo que ella tenía derecho a saber
la verdad, pues es lo único que nos hace libres.
Estela no sabía
qué creer, o más bien se resistía a creer aquello, y en esos momentos sólo se
podía apoyar en su novio Miguel y en Modesto, el director de la ONG, quien le
dio información sobre los más de 30000 casos de desapariciones argentinas entre
1977 y 1979. Investigó mucho por su casa, hasta que encontró un documento en el que decía que su madre era
estéril, lo que daba credibilidad a la historia, pero no sólo ella era
adoptada, sino también su hermana, aunque decidió no decirle nada, pues sólo
tenía 16 años.
Ya con toda la
información, decidió hablar con su madre para saber la verdad, y más tarde con
su padre, y ambos le pidieron perdones infinitos; pero necesitaba escapar de
todo aquello, por lo que se fue a vivir con su novio Miguel, prometiéndoles a
su madre y su hermana, que volvería a verlas algún día.
Ester Fernández Moya (1º Bach E. 2013)