Un joven parisino debe ir a Auvers-sur-Oise para pasar allí una temporada con su tía Jojo, porque su madre tiene dificultades económicas. La sola mención del campo le repele, pero no le queda otra, así que coge el tren y se va.
Las primeras semanas son un verdadero muermo, pues los únicos jóvenes que encuentra son unos bestias sin modales que lo toman por un señorito de ciudad y le pegan. Adeline, la hija del posadero, le parece una joven con rostro de porcelana y el interior amargo; y su tía Jojo es una vieja religiosa cuyo único libro es la Biblia.
Pero todo cambia cuando llega al pueblo Vincent, un pintor que se hospeda en la posada del padre de Adeline. Los primeros días siente cierta curiosidad por él y lo persigue para ver la manera tan peculiar de pintar que tiene: parece que ataca al lienzo con agresividad. El día que lo descubre le dice que para estar mirando como un pasmarote y sin hacer nada le ayude con las pinturas, así que lo hace su ayudante. Descubre que su nombre completo es Vincent van Gogh y que tiene multitud de pensamientos que lo atormentan noche y día. Mientras tanto su amor por Adeline va creciendo hasta que se da cuenta de que es correspondido y se ve a escondidas con ella. Vincent también encuentra el amor, pero cuando va a declararse le rompen el corazón porque el padre de ella no quiere que estén juntos.
Un día que están hablando el pintor le explica a su ayudante que se siente como un pájaro enjaulado, sus dueños no saben por qué no canta y está triste, y en realidad es que él quiere ir a volar y ser libre como los otros, pero por más que golpee la jaula con el pico no lo consigue. También le dice que nunca ha encontrado su sitio en el mundo. Vincent cada vez recurre más a la absenta para ahogar sus penas y alejarse de su propio sufrimiento. Tras varios días sin verse su ayudante acude a la posada para ver lo que le ocurre a su maestro. Lo encuentra sucio, borracho y en un estado deplorable. Pero eso era sólo el principio. Poco después huyó al bosque y se pegó un tiro en el estómago. Van Gogh quería morir sin compañía alguna, pero no lo dejaron. Adeline, su padre y el doctor Gachet insistieron en mandarle una carta a Théo, su hermano, para avisarlo. Y el único que tenía su dirección era su ayudante, que tenía en su poder una carta para enviarle al mismo. Adeline consigue convencerlo tras una discusión y lo avisan. Tres días después Vincent muere y su ayudante huye en el mismo tren en el que llegó a Auvers-sur-Oise, viendo que la promesa de volver de su madre no se cumple.
Las primeras semanas son un verdadero muermo, pues los únicos jóvenes que encuentra son unos bestias sin modales que lo toman por un señorito de ciudad y le pegan. Adeline, la hija del posadero, le parece una joven con rostro de porcelana y el interior amargo; y su tía Jojo es una vieja religiosa cuyo único libro es la Biblia.
Pero todo cambia cuando llega al pueblo Vincent, un pintor que se hospeda en la posada del padre de Adeline. Los primeros días siente cierta curiosidad por él y lo persigue para ver la manera tan peculiar de pintar que tiene: parece que ataca al lienzo con agresividad. El día que lo descubre le dice que para estar mirando como un pasmarote y sin hacer nada le ayude con las pinturas, así que lo hace su ayudante. Descubre que su nombre completo es Vincent van Gogh y que tiene multitud de pensamientos que lo atormentan noche y día. Mientras tanto su amor por Adeline va creciendo hasta que se da cuenta de que es correspondido y se ve a escondidas con ella. Vincent también encuentra el amor, pero cuando va a declararse le rompen el corazón porque el padre de ella no quiere que estén juntos.
Un día que están hablando el pintor le explica a su ayudante que se siente como un pájaro enjaulado, sus dueños no saben por qué no canta y está triste, y en realidad es que él quiere ir a volar y ser libre como los otros, pero por más que golpee la jaula con el pico no lo consigue. También le dice que nunca ha encontrado su sitio en el mundo. Vincent cada vez recurre más a la absenta para ahogar sus penas y alejarse de su propio sufrimiento. Tras varios días sin verse su ayudante acude a la posada para ver lo que le ocurre a su maestro. Lo encuentra sucio, borracho y en un estado deplorable. Pero eso era sólo el principio. Poco después huyó al bosque y se pegó un tiro en el estómago. Van Gogh quería morir sin compañía alguna, pero no lo dejaron. Adeline, su padre y el doctor Gachet insistieron en mandarle una carta a Théo, su hermano, para avisarlo. Y el único que tenía su dirección era su ayudante, que tenía en su poder una carta para enviarle al mismo. Adeline consigue convencerlo tras una discusión y lo avisan. Tres días después Vincent muere y su ayudante huye en el mismo tren en el que llegó a Auvers-sur-Oise, viendo que la promesa de volver de su madre no se cumple.
Marta Vicente Moreno (2º ESO A. 2012)