lunes, 4 de abril de 2011

El susurro de las sombras


Paul vive en un isla cercana a Hong Kong, solo y aislado, lejos de la civilización, para encontrar la paz después de la muerte de su hijo, Justin, que fallece de leucemia con ocho años. Después de esta tragedia y su fracasado matrimonio, Paul cae en un estado depresivo y no deja a nadie entrar en su vida, excepto a su mejor amigo David Zhang, un policía chino que intenta ayudar a Paul como puede. Y con Christine, una mujer a la que conoció por casualidad y por la que siente atracción, pero no lo muestra y pone distancia entre ellos porque piensa que, en caso contrario, estaría traicionando a su hijo Justin.

Un día, conoce a Elizabeth, una mujer estadounidense desesperada por encontrar a su hijo Michael, un nuevo y adinerado empresario que abre una serie de fábricas en china por la mano de obra barata. Apenado por su compatriota, Paul decide ayudarla. Llamando a su viejo amigo David, comienzan una investigación, desencadenando una serie de historias paralelas:

El socio de Michael, Víctor Fang, es un hombre de mucha influencia en China. Cree estar por encima de la ley, y hace todo lo que quiere, pareciendo así invencible. David y Víctor se conocen y esta investigación hace que se reencuentren y revivan sus pesadillas durante la Revolución China, aunque David teme que, por sus secretos, su amistad con Paul se acabe por lo que hizo en su juventud. Elizabeth y su marido descubren lo que le pasó a su hijo y vuelven desolados a su país y, con la conciencia tranquila, cierran esta historia con secretos sin desvelar.Christine, cansada de ser paciente, se declara a Paul, y a este, aunque sus recuerdos sobre Justin aún lo atormentan, decide pasar página y continuar su vida acompañado de la bella Christine.


Karima Kaf (2º Bach D. 2011)

domingo, 3 de abril de 2011

La guerra de la pólvora


La Guerra de la Pólvora es el trepidante final de la trilogía “Temerario”, saga de novelas que combinan a la perfección historia y fantasía, pues se desarrolla en plena expansión de Napoleón por toda Europa tras la Revolución Francesa. El elemento fantástico de la trama se basa en unas fascinantes criaturas mitológicas, los dragones, seres que razonan, sienten y hablan, pero que siguen siendo tratados como bestias en gran parte del mundo, cosa que es mencionada a lo largo del libro en diversas ocasiones por nuestro dragón protagonista, Temerario. Éste comparte con su capitán, Laurence, muchas charlas “filosóficas”, por así decirlo, sobre su búsqueda de la igualdad entre dragones y personas en Europa, pues los dragones son seres inteligentes y capaces de razonar, por tanto deberían tener los mismos derechos que los hombres. La autora integra con gran acierto los movimientos reales de las tropas de Napoleón con las batallas y viajes inventados que vivirán sus personajes.

En esta novela cada dragón tiene un capitán y toda una dotación que viajaría a bordo del mismo, por ello constituyen las “fuerzas aéreas” que lucharán contra las tropas de Napoleón. En esta tercera parte a Temerario y su tripulación se les encomienda una misión: la de recoger en Turquía tres huevos de dragón que el gobierno inglés ha comprado y llevarlos, sanos y salvos, de vuelta a Inglaterra. Esta misión, que parecía no conllevar más dificultad que el largo viaje de China hasta Turquía, se convierte en una trepidante misión de riesgo cuando, al llegar a su destino, descubren que el Sultán ha desaparecido y que los turcos se niegan a entregarles los huevos. Así la tripulación de Temerario se verá envuelta en la primera aventura de la novela, pues deberán conseguir los huevos por su cuenta.

Ésta es sólo la primera de sus andanzas pues una guerra está teniendo lugar en Europa y Temerario es una de las armas más importantes para el combate.


Ascensión Mª de los Reyes-García Pastor (1º Bach C. 2011)

sábado, 2 de abril de 2011

Báilame el agua


David con 18 años se va a vivir con su amigo de la infancia, llamado Carlos, a la calle. Y como no tienen dinero sobreviven con lo que le dan por tocar en el metro. Es entonces cuando David se enamora de una chica a la que ve cuando por las mañanas va al metro para llegar a su trabajo. Él no le habla, pero le escribe un precioso poema y se lo da. Y por cosas del destino ella se escapa de casa y se queda con él. Tras muchas andaduras, tras vivir en lugares inhóspitos y trabajar en sitios repugnantes el libro termina cuando David encuentra un trabajo y puede cuidar de María, que cae enferma. Ahora los dos saben que se quieren y su vida es más feliz.

Lo que más me ha gustado del libro han sido sus preciosas poesías, sobre todo la que David escribe a María, que es ésta:


Báilame el agua.

Úntame de amor y otras fragancias de tu jardín secreto.

Riégame de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor.

Sácame de quicio.

Llévame a pasear atado a una correa que apriete demasiado.

Hazme sufrir.

Aviva las ascuas.

Ponme a secar como a un trapo mojado.

No desates las cuerdas hasta que sea tarde, demasiado tarde.

Sírveme un vaso de agua ardiente y bendita

que me queme por dentro,

que no sea tuya ni mía, que sea de todos.

Líbrame de mi estigma.

Llámame tonto.

Sacrifica tu aureola.

Perdóname.

Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora.

No me arrastres.

No me asustes.

Vete lejos.

Pero no sueltes mi mano.

Empecemos de nuevo.

Sangra mi labio con sanguijuelas de colores.

Fuma un cigarro por mí.

Traga el humo.

Arréglalo y que no vuelva a estropearse.

No lo tragues.

Échalo fuera.

Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora.

Sueña retorcido.

Sueña feliz, que yo me encargaré de tus enemigos.

Dame la llave de tus oídos.

Toca mis ojos abiertos.

Nota la textura del calor.

Hasta reventar.

Sé yo mismo y no te arrepentirás.

¿Por cuánto te vendes?

Regálame a tus ídolos.

Yo te enviaré a los míos.

Píllate los dedos.

Los lameré hasta que no sepan a miel, hasta que dejen de ser miel.

Sal, niégalo todo y después vuelve.

Te invito a un café.

Caliente, claro.

Y sin azúcar.

Sin aliento.

Mª Consuelo Pardo Gil (1º ESO B. 2011)

jueves, 31 de marzo de 2011

Antes de morirme


Esta historia ya no es de fantasía ni de aventuras, sino una realidad que miles de personas en el mundo pueden estar viviendo en este momento. La protagonista de esta historia, Tessa, sabe que le quedan unos meses de vida desde que le diagnosticaron hace unos años leucemia. Tessa, aun faltándole fuerza y vigor, tiene la mente llena de ideas y deseos. Lejos de ser pesimista intenta ver el lado bueno y se propone cumplir toda una serie de cosas que quiere hacer antes de morirse. Su deseo más profundo es enamorarse… y lo consigue: se enamora, conoce el amor, el sentimiento de ser necesitado por alguien. Esta historia te demuestra cómo pequeños deseos como por ejemplo robar una chuchería de una tienda por el simple hecho de sentir la adrenalina para Tessa son importantes. Conforme te vas leyendo el libro te das cuenta de cómo los personajes, incluso Tessa, van cambiando su forma de pensar. Por ejemplo, su amiga Zoey, la cual era una cabeza loca al principio pero después de quedarse embarazada deja todo eso atrás. Pero la que más cambia es Tessa: el amor de sus padres y sobre todo el amor de Adam le dan la fuerza suficiente como para luchar hasta el momento de su muerte. Este libro muestra el optimismo frente al pesimismo, al igual que la desesperación que se siente al intentar frenar algo que no se puede. Aconsejo leerlo, ya que te pone ante el punto de vista de una adolescente que sabe que tiene los días contados pero que se mete de lleno en la mayor aventura de su vida: enamorarse de Adam. Si os soy sincera, me emocioné sobre todo al final ya que sentir la impotencia de Adam al ver que la persona que más ha amado en toda su vida se vaya sin poder él hacer nada es algo que mueve tu interior, además de que en ningún momento se separa de ella, la acompaña hasta el último suspiro sorprendiendo a toda la familia. Junto a esto, el instante que más me emocionó fue:

-Tal vez necesite permiso para morir, Cal (el hermano de Tessa) -Pero yo no quiero que se muera. No le doy permiso. -Quizá deberías despedirte de ella, Cal. -No. -Podría ser importante. -Podría hacer que se muriera. -Nada de lo que tú le digas hará que se muera. Tess desea saber que la quieres. -Adiós, Tess. Que me visite tu fantasma si quieres. No me importa.

Me gusta cómo escribe la autora las últimas páginas, como si fueran pensamientos inconexos pero eso son todos los momentos vividos que se juntan para llegar a la muerte. Y aunque pueda parecer una estupidez mientras escribía el diálogo del hermano, lágrimas corrieron por mi cara al sentir la impotencia del hermano ante su marcha. Lo recomiendo y siempre lo recomendaré.

Elena Vicente Zapata (1º Bach C. 2011)

Orgullo y prejuicio


Cuando comencé a leer la novela de Jane Austen, partía ya precisamente con ciertos prejuicios respecto a la obra: conocía vagamente su argumento, la época en la que fue creada y los temas que parecían dominar entre sus páginas. Por suerte, no había visto la película con lo que al adentrarme en el libro yo misma interpreté a mi voluntad cada personaje y expresión. Desde luego, las ideas que de él tenía con anterioridad no eran equivocadas, pero desconocía que la prosa de una mujer que vivió hace doscientos años pudiera parecer tan sumamente actual. Si bien es cierto que los temas que en ella se tratan, es decir, la búsqueda ansiosa de las mujeres de un marido de “bien” gracias al cual asegurarse una vida futura acomodada - poco importa su belleza física o sus rasgos de carácter - la hipocresía, las apariencias, los protocolos de la época… todos esos que nos parecen tan lejanos y anticuados puedan resultar por momentos faltos de interés, las habilidades de Austen como novelista hacen que la lectura sea amena y agradable, por momentos divertida pero siempre enriquecedora. He de admitir que al principio tardé en hacerme con los personajes, en conocernos, en apreciarlos, precisamente porque Austen se place deteniéndose y presentándonoslos poco a poco. Pero capítulo tras capítulo vamos conociendo a la ingeniosa Lizzy, a la encantadora Jane y al altivo Darcy, entre otros, y serán personajes que nos cautivarán con sus defectos y sus dificultades para ser sinceros con el mundo y consigo mismos y para abrirse paso en un entorno poco espontáneo y natural. La novela que asombrosamente Austen escribió recién cumplidos los veinte años es una novela que nos empapa de las costumbres de la sociedad inglesa rural de finales del XVIII y nos deja en nuestro interior un retrato de personalidades para todos los gustos. Incluye por supuesto personajes de los que sólo cabe mofarse, como la frívola madre de las hermanas Bennet o su hueco primo, el señor Collins, personajes entrañables como Jane, que por momentos roza la estupidez en su infinita ingenuidad, personajes a los que tomaremos manía, como la alocada e irresponsable Lydia o la pedante y muy repelente Lady Catherine de Bourgh, anclada de lleno en el centro de los estrictos principios morales que regían la sociedad de su época. Este personaje, junto al de Darcy y las hermanas de Bingley, permiten introducir en la novela cuestiones más serias, como las diferencias sociales y la distancia que había incluso entre gentes que se podían considerar todas iguales, “damas y caballeros”, de la misma clase social. Sin embargo, Darcy demuestra que era posible cruzar las barreras económicas y aristocráticas si de amor se trataba – siempre y cuando éstas no fueran muy importantes. Cuando, en su primera declaración a Lizzy, le muestra los inconvenientes que ese valiente acto le había ocasionado por culpa de los malos modales y la falta de distinción de su familia, Lizzy no soporta ni oír hablar de esto y le rechaza con ardor, sin duda porque ella misma sabe que es cierto y en algún modo se avergüenza de su propia familia que tan a menudo roza la vulgaridad. Jane Austen consigue pintar con notable sencillez un ambiente rural y clasista cuya mayor preocupación eran las apariencias. Me pregunto hasta qué punto estas apariencias dificultaban por aquel entonces las relaciones humanas. Es decir, cada movimiento, cada frase pronunciada, cada paso en falso estaba tan protocolizado, tan preestablecido, y era tan universalmente conocido por todos qué se podía y qué no se podía hacer, que sin duda sería complicado para cualquiera adivinar cuales eran realmente las intenciones que había detrás de toda aquella tapadera asfixiante. Y es que toda la novela no relata sino un hecho que aparentemente es muy simple: el florecimiento de un amor, el enamoramiento de dos jóvenes inquietos y despiertos. Pero este paso que han de dar juntos se demora tantísimo por culpa del orgullo de clase de uno y de la falta de valor y de sinceridad de la otra. También hay que considerar que probablemente les fuera difícil conocer los verdaderos sentimientos del otro y tuvieran que desmenuzar cada comentario intentando interpretar el significado oculto detrás. A esto me refiero cuando digo que las convenciones y los valores de la época fueran obstáculos al libre despertar de un amor natural y correspondido. Hay una historia en concreto que me ha interesado por su dureza, y es la de la vecina y amiga íntima de Elizabeth, Charlotte Lucas. Por su dureza y por su realidad, puesto que seguramente su caso sería el de muchas otras jóvenes de Inglaterra en el XVIII. Charlotte se casa con un párroco estúpido y jactancioso, poco atractivo en cualquiera de sus aspectos, por temor a encontrarse soltera y viviendo en casa de sus padres cuando alcanzara la madurez. A sus 27 años, edad que actualmente nos parece incluso demasiado temprano para contraer matrimonio, Charlotte opina que se le hace tarde y que sus oportunidades de encontrar un buen marido son cada vez menores. Por eso sacrifica su felicidad y sus intereses personales con tal de escapar de su hogar, independizarse y hacerse una mujer como la que todos esperaban que fuera. Este sometimiento a las expectativas que la alta sociedad imponía a cada mujer es tan cruel y triste que incluso Charlotte le pide piedad y comprensión a su amiga Lizzy cuando le anuncia que está prometida con su primo. Lizzy comprende que no todas las mujeres tenían margen de elección y se compadece de su amiga, sin dote y poco agraciada físicamente, que tiene que conformarse con un hombre que no satisfará sus deseos en ningún caso, aunque le de acceso a una propiedad de considerables dimensiones. Esta no es la posición de Jane y Elizabeth Bennet, quienes por su despampanante atractivo, su juventud, su inteligencia, distinción y su modesta dote, podían permitirse el lujo de rechazar pretendientes. La obsesión de su madre por conseguir casarlas a ellas y a sus hermanas será un obstáculo que vencer antes de poder negarse a unir sus vidas a ciertos hombres, pero lo harán, sobre todo Elizabeth, quien no considera a ningún hombre lo suficientemente bueno para ella. Jane, más enamoradiza y menos exigente, caerá rendida a los pies del encantador Bingley, y a pesar de su inteligencia y su elegancia, no cuestionará jamás lo que se espera de ella como una buena esposa e hija. La crítica de Austen no va sin embargo demasiado lejos, pues aunque Lizzy sea rebelde y tenga inquietudes más profundas que las de su familia, al final acaba igualmente casada con un hombre rico – el más rico de los tres yernos, además – y adoptando el modo de vida que toda mujer respetable y decente debía llevar. “Orgullo y prejuicio” es una novela de unos personajes tremendamente bien perfilados, con pocos trazos pero muy distintos unos de otros, que tienen intereses, miedos y esperanzas también distintos. Austen emplea un léxico rico pero no embarullado, un lenguaje sencillo pero poético, irónico y cómico que nos hace sonreír en algunos instantes (por ejemplo, cuando el señor Bennet bromea con que está dispuesto a recibir pretendientes para sus hijas restantes) y emocionarnos en otros (ambas declaraciones de amor de Darcy, conversaciones entre Jane y Lizzy, la fuga de Lydia…). Una de las escenas que más me enganchó fue la de la visita de Lady Catherine para amenazar a Lizzy y obligarla a admitir que rechazaría cualquier pedida de mano proveniente de Darcy. Las respuestas e intervenciones de la joven Bennet son tan lúcidas, ingeniosas y tajantes aún cuando se encuentra frente a una mujer que le supera en edad, en posición social, en fortuna y a la que por lo tanto le debe respeto y sumisión, que fue todo un deleite para mí, pues el odio que había acumulado hacia el personaje de Lady Catherine fue todo de golpe desahogado. Otro elemento de la obra que me llamó bastante la atención fue la ociosidad de los personajes, y en general, de las clases altas de Inglaterra en aquella época. Viven unas vidas banales, dedicadas a visitar a tal o cual vecino y a asistir a bailes y cenas para el simple entretenimiento. Me parecieron vidas vacías, sin ningún sentido, sin ningún objetivo que perseguir, ni siquiera el de mejorar en la vida laboral, de la que carecen. Esto también demuestra que si por un lado de la moneda la sociedad vivía sin preocupaciones de ningún tipo, por otro lado probablemente la miseria y la enfermedad de las clases bajas fueran enormes para compensar esos lujos. El final de la obra, tras tantos altibajos, preocupaciones y contrariedades, es un final feliz que satisface al lector que tanto ha deseado la felicidad de la inconformista heroína. Y es que después de trescientas páginas compartiendo su transformación, su pérdida de prejuicios y el desmantelamiento de sus primeras impresiones, su enamoramiento y su frustración, yo por lo menos sólo deseaba que Darcy se atreviera por fin a declararse y que ambos protagonistas alcanzaran su tan anhelada unión.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Canciones para Paula


Paula es una chica de casi diecisiete años que está a punto de conocer al chico de sus sueños (o eso cree ella), al que ha conocido por un chat en Internet. Pero al ver que éste no llegaba a su cita decide esperar en un café, donde conoce inesperadamente a Álex, un chico guapísimo que por casualidad está leyendo el mismo libro que ella.
Mientras tanto Ángel (el chico del chat), que es periodista, llega tarde a la cita con Paula porque está entrevistando a Katia, la nueva cantante que está causando furor entre los adolescentes. Pero lo que no sabe ninguno de los cuatro es que durante esa semana Álex no va a poder dejar de pensar en Paula, Katia se va a enamorar perdidamente de Ángel, Ángel se va a meter en un "fregao" de aquí te espero y Paula va a dudar de su amor y va a hacer daño a una de sus mejores amigas.

Está claro que para Paula la vida va a cambiar mucho a partir de sus diecisiete que los cumplirá ese mismo sábado. Este libro me ha gustado mucho porque a cada capítulo van pasando más y peores cosas y te va "enganchando" cada vez más.


Yolanda Berasategui (2º ESO D. 2011)

martes, 29 de marzo de 2011

Corazón indio


Lucas Millán es un chico de 17 años con toda la vida por delante. El día de su cumpleaños iba con la moto y un camión se saltó el stop y lo atropelló. El chico se clavó el manillar en el corazón. Rápidamente lo llevaron a un hospital cercano, donde lo ingresaron y lo sometieron a un trasplante de corazón (a vida o muerte). La operación termina con éxito, pero cuando Lucas es ingresado en la planta comienza a tener extrañas visiones, conexión telepática con los animales, sentimientos hacia otra mujer distinta a la que ama y sueños raros, como un caballo corriendo por las praderas, un águila que se posaba en su hombro y muchos otros. Comenzó a sentir que otro cuerpo está viviendo dentro de él.

Poco después, cuando le dan el alta, dos hombres con aspecto indio lo llaman y lo citan en la casa de uno de ellos.

Lucas se queda paralizado cuando le cuentan que el corazón que le han trasplantado es el de un indio de las praderas (un hombre de la tribu)... y que ha heredado sus poderes. Poco a poco, Lucas se va convirtiendo en un indio; y cuando ya ha conseguido serlo del todo lo someten a una misión en la isla de Saltés, para poder salvar el pueblo al que pertenecía su donante. En esa isla encontrará la clave... Pero también debe luchar por la chica a la que quiere, a la que ha elegido su auténtico corazón.

Esta novela está llena de misterio y de amor. Hace que entres en ese mundo en el que viven los indios y está francamente bien. A mí me ha gustado mucho.


Celia Díaz Muñoz (2º ESO B. 2011)