El
sembrador de sueños cuenta la historia de una mujer que sufre una
enfermedad crónica y que a través de sus sueños va encontrando el camino para
enfrentarse a ella.
Empieza
contando cómo era su infancia en una pobre aldea, aunque su familia tenía dinero,
pero ella iba a jugar con los niños del pueblo y disfrutaba con ellos. Éstos se
iban a la vendimia y poco a poco fueron abandonando la aldea para irse a zonas
donde había más trabajo. Como ella pasaba mucho tiempo sola, empezó a fantasear
y a soñar. Luego contaba sus sueños a sus padres y a sus amigos como si fueran
cuentos. Pero sus amigos empezaron a acusarla de fantasiosa y dejó de contar
sus sueños. Años después, sufrió una enfermedad y cayó en una profunda
depresión (o quizás la enfermedad era la depresión porque en ningún momento se
dice qué enfermedad tiene). Estaba muy desanimada y pasaba el día lamentándose
de su situación. Pero aparece un personaje en una de sus ensoñaciones, el
sembrador de sueños, que la anima a recuperar los sueños que siempre había
tenido porque llevaba mucho tiempo sin soñar. El sembrador le dice que los
sueños pueden darle ilusión y como si los hubiera sembrado en ella, empieza a
tener de nuevo sueños y en estos puede ir encontrando orientación para salir de
su situación. En el primer sueño, ve a tres ancianas ciegas que estaban
tejiendo y le dan un lienzo e hilos para bordar. El lienzo tenía marcados
varios símbolos. El lienzo era una metáfora de la vida y las ancianas le explican
que ella debe bordar su vida. En otro sueño, da con unos ancianos que le hacen
dibujar lo que más quiera en una pizarra, ella dibuja un corazón y éste se convierte
en un corazón de cristal. A través de la ventana puede ver toda su vida actual y
la que tuvo de pequeña y así comprende que debe mirar con amor su pasado y su presente.
Además, se da cuenta de que siente una mochila pesada a la espalda, que resulta
ser el miedo que siempre ha sentido. Otro día fue al campo con su familia y tuvo
un sueño en el que quedaba encerrada en una gruta de ramas secas y raíces. Encuentra
un hacha y es capaz de romper todas las ramas y salir de su jaula. Ella lo interpreta
como que tiene que romper con su pasado y seguir adelante. En otro de los sueños,
siente que la persigue una vaquilla, como en las fiestas del pueblo, pero que luego
se convierte en toro. Un león y un carnero (metáforas quizás de su hijo y su marido)
le ayudan a vencer al toro. Sin duda, el toro simboliza su enfermedad. Conoció a
una amiga que estaba en el mundo esotérico y aquí es cuando el libro empieza a desbarrar.
Sigue contando sueños que son como moralejas de la vida, de ellos va sacando
enseñanzas. Poco a poco se va encontrando más animada con los sueños. Habla
también de su relación con su amigo Alí, que era muy aficionado a la parapsicología
y pensaba que los sueños son como viajes astrales. Según él, soñamos para
aprender de la realidad que vivimos. En otro sueño, Adela se encuentra con un anciano
que le explica el valor de la moderación. Así, a través de todos sus sueños, Adela
va siendo capaz de asimilar su situación y superarla y poco a poco va encontrando
serenidad.
El
libro va contando una serie de pequeños cuentos, como si fueran sueños, que
tienen una enseñanza, algo que aprender. Está basado en la experiencia de la
propia autora, quien efectivamente, según cuenta en la portada, sufrió una
enfermedad y tuvo que abandonar su trabajo y comenzó a escribir. Ella realza el
poder de la imaginación y la fantasía para superar las malas situaciones. El
estilo del libro es ameno y se lee fácilmente, pero en un par de capítulos se
mete en temas de esoterismo, viajes astrales, etc. que para mí tienen poco
fundamento y poco interés. Lo más interesante del libro es la enseñanza de que
tenemos que usar nuestra imaginación y fantasía para afrontar las situaciones
difíciles de la vida.
Natalia Serna (2023)
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