Esta novela autobiográfica fue
elaborada por Isabel Allende con el objetivo de ofrecérsela a su hija cuando
despertara de su enfermedad. Paula trabajaba como voluntaria con niños
desfavorecidos cuando contrajo la porfiria, una devastadora enfermedad no muy
conocida por aquel entonces con la que acabó entrando en coma poco después en
un hospital madrileño. Allende aprovechó esas largas horas junto a ella y en
solitario para hacer memoria, narrar su pasado y contar sus sentimientos y
emociones tan a flor de piel. La novela comienza situándose en la misma
infancia de Allende, cuando sus abuelos aún vivían y para ella todo resultaba
fascinante. Su casa, en Chile, modesta pero acogedora y su madre, quien le
inculcó los valores por los que debía guiarse, siempre están presentes en su
memoria y en el libro. De su padre Isabel Allende afirma no saber gran cosa
pues realmente fue su padrastro, el tío Ramón, quien le acompañó y aconsejó
durante su vida. Allende también desvela sus primeros pasos hacia la adolescencia,
sus primeros romances y cómo fue para ella el hecho de tener dos hijos: Paula y
Nicolás. Pero su vida sin duda está marcada por la llegada al poder de su tío,
Salvador Allende, quien no fue del agrado de todos. Por este motivo, el 11 de
septiembre de 1973 se produjo un golpe de Estado en Chile, que acabó con la
dictadura de Pinochet. Los asesinatos, fusilamientos, torturas y aquella
situación perpetua de terror desencadenaron el exilio de muchos chilenos como
el de Isabel Allende y sus hijos que se vieron obligados a huir a Caracas,
Venezuela. Aunque al llegar a aquel nuevo país como inmigrantes sintieron una
sensación de desconfianza y miedo, después parecían estar en su propia casa, su
país, algo por lo que Allende estuvo muy agradecida. Además fue en Venezuela
donde se publicó su primer libro, La casa de los espíritus, que tuvo una
gran repercusión y aceptación entre los lectores. Unos años más tarde con el
fin de la dictadura, volvió a Chile junto a su marido y su familia, pero ya
nada era como antes. La distancia de esos años y sus diferencias acabó con el
matrimonio de Isabel y Michael, su marido y padre de sus hijos. La enfermedad
de Paula supuso un golpe muy duro para Allende que tras pasar varios meses en
Madrid junto a su hija en coma y comprobando las escasas mejoras que obtenía su
hija, decidió trasladarla a California, EEUU, a pesar del riesgo que esto
suponía. Buscando consuelo y comprensión encontró a Willie, un hombre sencillo
que se convirtió en su marido poco después. En esa época se publicó su segundo
libro, De amor y de sombras, con un éxito semejante al de su primera
novela. Este hecho fue decisivo para que Isabel Allende se consagrara desde
entonces como una reconocida escritora. Ella misma reconoce que no planifica
sus libros sino que escribe aquello que los personajes le gritan, que sus
novelas se hacen solas sin ninguna preparación anterior. También así ocurrió
con Eva Luna, pequeñas historias que esconden realidades que a ella le
tocó vivir. Sus personajes personifican a familiares y fueron fruto de
confesiones de soldados y anónimos que tenían algo que decir tras la guerra…
Este libro es realmente conmovedor
pues al final conoces la personalidad y fuerza interior de la escritora que ya
se evidencia en el mero hecho de contar y relatar el duro trance que pasó su
hija hasta el último momento de su vida. El querer compartir ese sentimiento
con sus lectores y el desvelar los secretos más íntimos y personales de su vida
me parece razón suficiente para leer esta novela.
Claudia García Cobarro (2º Bach A) (2014)
Hace años que leí este libro y dejó una huella muy honda en mi corazón. Es un libro inolvidable. También me gustó La suma de los días, de Isabel Allende, que viene a ser una forma de continuación.
ResponderEliminarTe recomendaría La muerte blanca, de Eugenia Rico. Otro libro en mi memoria muy especial.
Excelente reseña ;)