Zezé es un niño travieso que proviene de una
familia pobre y, para colmo, despiden a su padre del trabajo y se tienen que
mudar a una casa más pequeña y más barata. Al llegar a la casa, acude con su
familia al jardín y cada uno de sus hermanos elige una planta, todos se llevan
las mejores plantas y a Zezé le toca una pequeña de Naranja-Lima, pero se da
cuenta de que su planta es muy especial y diferente a las demás porque esta
puede hablar y se convierte en el mejor amigo y confidente de Zezé. La
situación económica de la familia de Zezé es bastante mala, así que nadie
recibe regalo alguno por Navidad, lo que entristece a Zezé (y a sus hermanos).
Entonces su familia le dice que no recibe nada porque es un niño malo y muy
travieso. Lo cierto es que Zezé hace muchas travesuras, y sus padres como
castigo le pegan y hacen que Zezé se sienta muy desgraciado. Todo eso cambia
cuando lo apuntan al colegio, y es el más listo de su clase, porque ya sabe
leer, y todo el mundo se porta muy bien con él, al contrario que en su casa. Un
día todo cambia cuando “El Portugués” lo sorprende subido en su coche y lo
abronca delante de todos, avergonzando a Zezé. Pero un día Zezé se clava un
vidrio en el pie y no le dice a sus padres por miedo a que sea maltratado, así
que se dispone a ir al colegio a pesar de no poder andar y se encuentra con “El
Portugués” que lo lleva a la farmacia a curarlo y empieza a entablar una gran
amistad con Zezé, que llevará a muchas historias y no todas buenas…
Es un libro PRECIOSO, que llega al corazón y transmite de forma
increíble lo que le sucede al protagonista, como si fueses el mismo, su dolor,
sus penas, sus alegrías, todo. Aunque es un libro muy triste, y el final y las
últimas páginas son demoledoras. No lo recomendaría para personas sensibles,
porque leer el final del libro no es agradable.
Cristina Molina Ruiz (2014)
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