Esta historia trata de una chica llamada Flor, que
tras alquilar un piso en Salamanca se va dando cuenta de que allí ocurren cosas
extrañas. Ella no cree en fantasmas, y no le iba a dar miedo vivir en la calle
Sepultura, número 13.
Ella tiene 23 años y un novio estudiando en
Inglaterra. Ella había terminado ya la carrera y estaba trabajando en un
pequeño periódico.
A lo largo de los días se va dando cuenta de que la
pared de su habitación tiene una forma irregular, el cristal del baño se torcía,
etc, pero eso no es todo: en la palangana del cuarto de baño se apareció por un
instante el rostro de una mujer pálida. Meses más tarde dio una fiesta en la
que se quedó durante un rato con su amiga a solas... y se les volvió a
aparecer. Era una mujer que parecía estar sufriendo por algo.
Flor entrevistó en su periódico a un pintor llamado
Arcadio. Se hicieron amigos y él le ayudó a investigar qué ocurría en esa casa.
Flor descubrió que la mujer se llamaba Dulce, porque encontró ese nombre
grabado en la madera.
Ella investigó qué ocurría a través de todos los
que habían vivido anteriormente en ese piso. El abuelo de Mila (una chica que
trabajaba en el bar de abajo) conocía a Dulce porque mientras ella estaba ahí,
el piso se encontraba en obras.
Después, Flor buscó al único hombre que entró en
ese piso mientras Dulce vivía allí. Él al principio no quería contarle nada,
pero al final sí lo hizo. Y lo que le cuenta es realmente estremecedor...
Ariadna Moreno (1º ESO A. 2013)
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