jueves, 5 de enero de 2023

Clementine

 


Clementine Lane siempre se ha sentido como una marginada en mitad de la mar de gente a su alrededor. Intentando formar un hogar en la gente, formar una personalidad que encaje, que no molestará, que fuese fácil de 𝘵𝘰𝘭𝘦𝘳𝘢𝘳. Mark había sido ese escape, por un tiempo, al menos. O eso pensaba. Un veneno que consume y ahoga disfrado de chico de verano del ensueño.

Hasta que vino Blythe, y todo empeoró. Todo era su culpa, todo empezó a torcerse cuando ella apareció, todo lo malo de mi vida sucedía a causa de ella. Había empezado desde que la conoció. O, más bien, desde que había querido besarla. Pero eso era todo una ilusión, el único que la quería era Mark, el único que siempre estaría ahí para ella, que nunca la dejaría. El amor duele, ¿verdad? La voz de su madre retumbaba en su cabeza; Ella era la culpable de todo, ella le estaba mintiendo. Así que, tenía que hacer esfuerzos, aunque no se sintiera bien, aunque su tacto fuese tan diferente al de Blythe. Tenía que 𝘤𝘦𝘥𝘦𝘳. Y por un momento había conseguido alejarse de todo aquel sinsentido, hasta que la realidad volvió y su inconsciente, o consciente, la traicionó haciendo lo último que quería hacer, besar a Blythe.

Ahora su cerebro se había dividido en dos Clementines y por primera vez en su vida, se defendió, se defendió de Mark sin achacarse y se fue. Todos le cerraron la puerta, su madre, él. Su "familia" la rechazó, de nuevo. Se marchó y creyó que se sentiría bien, libre. Pero no, esas voces, esas miradas, esas caras, aunque ya no estuviera en ese castillo con ese dragón que la protegía y no la dejaba respirar, todavía seguía ahí. Así que Blythe la acogió, y le presento a Jay, una futura psicóloga. Al principio no quería ir, solo iba por Blythe, nunca le había gustado ese término, psicólogo. Pero con el tiempo se encontró yendo y yendo, sintiéndose cada vez más libre de sus cadenas y de su forma pequeña, 𝘵𝘰𝘭𝘦𝘳𝘢𝘣𝘭𝘦. Entonces se atrevió, volvió a casa de Mark, y cogió sus cosas, no sé dejo engañar por su falso amor y se fue, de una vez por todas. Cerrando a todas las personas que la habían hecho pequeña, que la habían hecho sentir como algo que era 𝘥𝘪𝘧í𝘤𝘪𝘭 de cuidar.

Ahora era su vida. Una única Clementine, la que se hacía notar, la que no se achacaba para hacer espacio para otros. Clementine quien subrayaba con fosforito su espacio y lo ocupaba con orgullo. Ya no tolerable, pero humana.

 

Este libro me ha encantado, desde principio a final. A momentos era algo agotador porque es inevitable no identificarse de una manera u otra y es chocante ver tus sentimientos escritos tan claramente y verte tan reflejada en la protagonista, pero ha sido muy bonito, es un libro que da que pensar sobre muchos aspectos, y lo recomiendo mucho.

 

Rocío Hernández García (2023)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.