martes, 22 de mayo de 2012

El ritual de Avebury



Cada vez Lia tiene menos fuerzas y su alma se escapa de su cuerpo poco a poco. En la última parte de la trilogía de La Profecía de las Hermanas, todo comienza con una fiesta de disfraces a la que acude Lia con sus amigas Luisa, con la que su amistad es cada vez más fuerte, con Sonia, a la que aún no ha perdonado tras su traición con las almas, y junto a Dimitri, su gran apoyo.
Para su sorpresa, su hermana gemela, Alice, también acude a la fiesta acompañada por James, a quien Lia tuvo que abandonar para no hacer daño por el tema de la profecía, pero a quien aún guarda un eterno amor. Tras la inesperada sorpresa de la boda entre ambos Lia está derrumbada, pero eso no es todo. El final de la profecía se acerca y aún deben encontrar a las llaves que faltan, el lugar exacto, las palabras del ritual y la piedra que le da comienzo. Con el descubrimiento de Elena, la tercera llave, Lia viaja con Dimitri, Luisa, Sonia, Elena, su tía Virginia y Gareth, antiguo compañero de aventuras, hacia Irlanda, donde se encuentra escondida la piedra. Allí conocerán a Brigid, la hija del guardián, quien es más de lo que aparenta ser. El momento se acerca y Lia  decae por momentos. Está a punto de entregarse a las almas e incluso de dejarlo todo e irse con el mal, con Samael. Lo peor de todo es que Lia descubre que ella sola no puede acabar con la profecía, no puede salvar al mundo del mal: Lia necesita la ayuda de su hermana gemela, Alice, la puerta, la guardiana. ¿Serán ciertas las palabras que formuló Alice hace tiempo? (“Lo siento, Lia. Pero cuando la profecía haya acabado, una de las dos habrá muerto”).
Un libro fantástico, sin palabras. Un final inesperado y sorprendente que cierra la increíble trilogía de Michelle Zink. La verdad es que da un poco de pena que se acabe. Ojala quedasen aún más libros. Una historia muy original llena de oposiciones: el bien y el mal, la guardiana y la puerta, el amor y el odio, pero solo una verdad: dos gemelas con el destino del mundo en sus manos.

Laura García Cobarro (3º ESO A. 2012)

miércoles, 16 de mayo de 2012

Adiós a las armas




Durante la Primera Guerra Mundial, un voluntario de la cruz roja, Fred Henry, se encuentra al servicio del ejército italiano. Comparte la experiencia junto a su amigo Rinaldi, un cirujano también del ejército italiano. Fred vuelve una noche después de haber estado en el frente durante semanas y es recibido en el comedor del campamento por todos sus compañeros. Esa noche Rinaldi le habla de dos jóvenes enfermeras que ha conocido, Miss Ferguson y Catherine Barkley. Esa noche quedan con ellas y Fred se queda entusiasmado con la belleza de Catherine. A ella también le gusta Fred y a partir de ahí van a pasar días y noches estupendas como pareja. Pero, desgraciadamente, cuando Fred es enviado a una misión durante el bombardeo de los alemanes a la ciudad donde estaba su campamento instalado, es alcanzado por una bomba y queda herido de las piernas. El chico piensa que no volverá a ver a Catherine pero por suerte lo envían a un hospital a donde la destinan a ella también.
Estarán juntos mucho tiempo, afianzarán su relación aún mas hasta el punto de que Catherine se queda embarazada y consiguen siempre salir adelante a pesar de las dificultades de la guerra.
A lo largo de la historia queda plasmado como el protagonista no desea otra cosa más que acabe la guerra. La detesta. Así es como el título toma sentido: todo en la obra gira en torno a este sentimiento.
Es un gran libro el cual nos deja ver la grandeza de Hemingway a la hora de escribir. Además es interesante porque la historia es en realidad un capítulo de la vida del propio Hemingway. Un libro realmente bonito que retrata muy bien la vida durante la guerra y cómo la pareja logra sobrevivir unida a pesar de todo.
Aunque es un libro bélico no se hace pesado de leer porque toca muchos temas aparte de ese, como la amistad o el amor. Además es muy fácil de leer  y comprender y te hace tener otro punto de vista acerca del asunto. Os lo recomiendo para este verano ya que con tanto tiempo libre hay veces que no sabemos qué hacer y ponerse a leer es una de las mejores cosas. Es breve y merece la pena que descubráis el final.

Lorena Almela Larrosa (2º Bach E. 2012) 

domingo, 13 de mayo de 2012

Siempre con mis amigos




Tatiana es una chica normal de quince años. Tiene una familia que la quiere y un hermano que la fastidia continuamente (Rodolfo). Pero también tiene amigas, por supuesto.  En especial Adriana, que es ese tipo de amiga que todos tenemos y a quien se lo contamos todo.
Desde que la conoció un día en la playa se hicieron inseparables y no podían vivir la una sin la otra, sobre todo después de que Adriana se cambiara al instituto de Tatiana. Todo parece ir estupendamente hasta que Adriana le cuenta a Tatiana la historia de la que anteriormente fue su mejor amiga Rafaela y cómo dejaron de serlo después de que entre las dos montaran una fiesta  a la que fue todo el mundo menos Adriana, porque no la invitaron. Tatiana también tuvo una mejor amiga antes de Adriana. Se llamaba Cris y su caso: ellas dejaron de serlo debido  a que Cris, además de no callarse nada y decir abiertamente lo que piensa sin temor a ofender a nadie , era bastante aficionada a dejar a su amiga en ridículo, sobre todo después de que ambas se apuntasen a una academia de danza y cada vez que Tatiana se equivocaba o se caía ésta se reía y llamaba a todas los otras para que vieran lo mal que lo hacía. Tatiana está apuntada a voleibol en el colegio y un partido es contra el instituto en el que está la antigua mejor amiga de Adriana. El partido es el más importante de la temporada y el instituto de Tatiana no lo ha ganado en años, pero este es distinto. Rafaela no juega por lo que se queda en las gradas, donde también está Adriana. Rafaela se acerca a hablar con ella y trata de arreglar lo que pasó contándole a su amiga que lo de la fiesta fue un error y que ella realmente estaba invitada. Finalmente lo arreglan y se van juntas dejando a Tatiana sola. Durante el partido masculino Tatiana conoce a Diego que, sorprendentemente, es amigo de su hermano y no es un imbécil. Entablan una buena conversación y durante los días siguientes se llaman en varias ocasiones. Mientras tanto su amistad con Adriana se van enfriando más, porque a Rafaela no le gusta que queden las tres. Así que Tatiana pierde otra amiga, pero gana a un chico muy simpático y con el que da gusto hablar.

El libro habla de un tema con el que es fácil sentirse identificado,
Pero la forma de escribir de la lectora y el final no me han gustado demasiado, aunque yo recomendaría el libro.

Marta Vicente Moreno (2º ESO A. 2012)

sábado, 5 de mayo de 2012

La piedra de toque




Carlos Alberto es un chico que sufre una depresión. Su madre, harta de verlo sufrir, decide pedir cita para el psiquiatra. Cuando llega el momento de la consulta la madre, un tanto molesta, le comenta al médico que había pedido cita con el doctor Deva, y no con el doctor Fernando Méndez. La madre se escandaliza todavía más cuando, al entrar en la habitación del médico, descubre a su hijo hablando con éste, un paralítico cerebral. A partir de ese momento, la autora responde a las preguntas de Alberto a través de un extenso y detallado relato, en el que la vida de Fernando es el elemento principal.
María, la tía de Fernando, se encarga de sus cuidados, sus medicamentos, su ropa... pero un día sufre un ataque de ansiedad y tienen que llevarla al hospital. A partir de ese momento, Carmen y Fermín, unos vecinos, se encargan de los cuidados de Fernandito.
La autora narra el día a día de las personas que conviven con otras que padecen estas enfermedades, pero también el sufrimiento de los propios discapacitados. Un momento de libro a resaltar sería cuando Andrés muestra sus ganas y su constante lucha para que Fernandino reciba una educación y sea aceptado en la sociedad como uno más.
 El libro refleja muy bien la ignorancia de muchos hacia estas enfermedades; la inocencia de otros, como es el caso de Pablo y Andrés, los hijos de Carmen y Fermín; la curiosidad hacia lo diferente, como ocurre con una niña que se sorprende al ver a Fernandito en su colegio… pero también la sobreprotección que María ejerce con su hijo, relajándolo a base de pastillas y otros medicamentos.
                                                                                                                                   
El libro te hace pensar y reflexionar hasta qué punto nosotros mismos y la sociedad en general, somos tolerantes.    
Un libro verdaderamente realista y conmovedor. Lo recomiendo.

Claudia García Cobarro (3º ESO A. 2012)

jueves, 3 de mayo de 2012

Yo




Yo es una novela en la que Daniel, un adolescente de diecisiete años, expresa sus sentimientos, sus ideas, sus inquietudes. Todo esto lo hace mediante listas, que ocupan una gran parte de su vida. Una mañana de instituto, durante una charla de un escritor, se dio cuenta de que él quería ser escritor, pues era la forma más emotiva para expresar su mundo interior. Con esta idea en su cabeza, comienza su nueva forma de ver la vida. Conoce a una compañera de clase, Berta, que también escribe y con quien se intercambiaba relatos. Poco a poco, se van enamorando uno del otro.
Como todos los años, en el instituto hay un concurso de relatos, por el cual, tanto Daniel como Berta, muestran un gran interés, ya que será su primer concurso como escritores. Daniel se encuentra muy nervioso aun pensando que su relato es el mejor y que él va a ganar. Pero ¿consigue ganar el concurso?
No sé si tengo que dar mi opinión, pero la daré. Este libro muestra claramente lo que siente un adolescente. Y quien diga lo contrario, miente. Todos hemos experimentado esa sensación de ser raros, de no encajar en ningún sitio. Esa sensación que te invade cuando das tu primer beso e infinidad de cosas que no voy a decir para no alargarme.
Sin embargo, hay cosas que hemos vivido pero que no nos damos cuenta de su importancia hasta que no lo vemos reflejado en la vida de otra persona. Y este libro puede servir a cualquier persona, ya no solo a adolescentes, de que hay cosas que, por insignificantes que parezcan, son muy importantes.

José Mª Sánchez Salas (1º Bach A. 2012)

martes, 1 de mayo de 2012

El ángel del caos




Tras descubrir que el futuro del mundo está en sus manos y que la decisión de que el bien se imponga sobre el mal recae en ella misma, Lia tendrá que tomar una importante decisión. En la segunda parte de La profecía de las hermanas, Lia vive con su mejor amiga Sonia en Londres y allí aprende a montar a caballo, a desarrollar sus poderes como hechicera… pero no puede evitar sentir atracción hacia la profecía, hacia su destino, y especialmente hacia el medallón dorado con el terciopelo negro que su amiga Sonia lleva colgado en la muñeca, y que anteriormente, Lia ya comprobó que le puede hacer mucho daño. A menudo no puede evitar viajar al plano astral y regresar a su antiguo hogar donde se encuentra con su hermana gemela, Alice. Lia comprueba cómo con el paso de los días su hermana se hace cada vez más poderosa e incluso utiliza la magia prohibida para poner a las almas de su parte y conseguir sus objetivos. Pero eso no es todo, le está arrebatando a lo que ella más quiere, a James.
Con la noticia de que su tía Abigail está gravemente enferma, Lia debe viajar en compañía de Sonia y Luisa, ambas llaves, y Edmund hacia Atlus, con el fin de descubrir el lugar exacto donde se hallan las páginas perdidas, y por lo tanto el final oculto de la profecía. Por el camino, se encuentran con Dimitri, miembro de la sociedad de los Grigori, que los ayuda y guía hacia Atlus, y de quien Lia se enamora. Pero todo no es tan sencillo. Las almas se apoderan del cuerpo de Sonia, quien traiciona una noche a Lia acercando el medallón a su muñeca. Lia deberá llegar a tiempo de encontrar las páginas perdidas, antes de que las almas y su hermana gemela, Alice, lo consigan y estén más cerca de permitir el paso de Samael, el demonio, al mundo de los vivos, y por tanto imponer el mal. Pero para Lia las cosas se complican aún más, ya que por un error de la naturaleza, el orden del nacimiento, ella debería estar en el lugar de su hermana gemela. Por lo tanto, no es nada fácil salvar el mundo, cuando está escrito en tu destino que debes destruirlo.
Es un libro realmente bueno. La primera parte ya me dejó impresionada y tenía muchas ganas de poder disfrutar de la segunda parte de la fantástica trilogía de Michelle Zink. Es una historia impresionante, una lucha a muerte entre dos hermanas gemelas con intenciones y actitudes totalmente diferentes, porque cuando se trata del destino, Lia y Alice no pueden dejarse llevar por sus sentimientos. Estoy deseando leerme la tercera parte, y por tanto el final de la profecía. Se llama El ritual de Avebury y espero poder disfrutarlo igual que los dos anteriores y descubrir, así, el final de esta fantástica historia.

Laura García Cobarro (3º ESO A. 2012)