domingo, 19 de marzo de 2023

El último Catón

 


Esta historia trata sobre como la Doctora Ottavia Salinas, jefa del departamento del Archivo Secreto del Vaticano, es llamada ni más ni menos que por el Reverendo Padre Ramondino. Puestos superiores al padre Ramondino contactaron con él para poder utilizar los conocimientos de la Doctora Ottavia en una misión clasificada. Ottavia desconcertada por su llamada, acude al lugar citado, allí se encontró a altos cargos de la iglesia, entre ellos el Arzobispo Monseñor Tournier. Su objetivo era utilizar sus conocimientos para ayudarles a descubrir el significado de unos tatuajes que un individuo etíope llevaba impregnado en todo el cuerpo. El sujeto estaba encasillado como una amenaza para la iglesia católica por ello la clandestinidad del caso. Para realizar adecuadamente el caso envían al capitán de la Guardia Suiza Kaspar Glauser-Róist, experto en este caso. Ottavia tenía información limitada y por ello se llenaba diariamente de preguntas sin respuesta y cada día más inquieta por la situación decidió viajar a su ciudad natal, Palermo. Allí tuvo una gran conversación con su hermano Pierantonio, su ojito derecho de los ocho hermanos, donde se dio cuenta que no podía consentir que le usasen para recopilar información y luego ni acordarse de ella. Pierantonio le aconsejo que se revelase contra ellos y al encontrar la información que le faltaba lo hizo. A causa de ello la despidieron y el Monseñor Tournier le desterró a Irlanda a una orden de monjas donde tenía como trabajo ordenar archivos. Cabreada por su desapropiado comportamiento, mientras andaba buscando a sus hermanas, dirección a su nuevo destino se arrepentida de su comportamiento, dos guardias de seguridad le explicaron que debía coger un vuelo a Roma con urgencia. Perpleja por la situación obedeció sin queja alguna.

Le llevaron a un reservado de un bar donde se encontraban tanto el señor Tournier, aquel que unas horas antes le había mandado hacia el fin de su carrera, como el capitán Glauser- Róist. Acompañados del profesor Boswell y el cardenal Colli. En aquella reunión le medio suplicaron que volviera a la misión ya que necesitaban sus conocimientos para averiguar quién había estado robando pequeños trozos de madera supuestamente pertenecientes a la Verdadera Cruz de Cristo y como Abi-Ruj (el etíope asesinado, con distintos tatuajes de variadas cruces), podía tener algo que ver con todo aquello. Mientras ella volaba de un lado a otro, le explicaron que el capitán y el profesor Bowel habían estado en el Monasterio de Santa Catalina, dónde robaron un manuscrito que querían que Ottavia les ayudase a descifrarlo. Tras días de trabajo, llamaron desde Bruselas al capitán para denunciar un nuevo robo, que lastimosamente no se encontró ninguna prueba y eso complicó aún más la investigación. Lo único que tenían del manuscrito era el nombre Catón utilizado como seudónimo para los staurofílakes, una hermandad encargada de proteger la Vera Cruz, con un total de 36 catones, donde cada uno escribía una crónica dependiendo de la época a la que pertenecieran. Ottavia y el profesor cada vez se entendían mejor y eso aumentaba la calidad del trabajo. Descubrieron que a los staurofílakes se les complicaba mantener a salvo la Vera Cruz públicamente, con lo cual, Catón LXVI decidió ocultar la cruz y esconder a los componentes de la hermandad socialmente. Un tiempo después los cruzados consiguieron a base de infinitas torturas la Vera cruz. Los staurofílakes no podían consentirlo y durante varios años fueron infiltrando gente para comprobar el estado de la cruz, hasta que les descubrieron y todos los participantes fueron ajusticiados, ya que Godofredo de Bouillon prohibió que existiera la hermandad de los staurofílakes.

Años más tarde llegó la noticia de que la Vera cruz había llegado a manos de los musulmanes, y el Catón heredero del cargo reunió a todos los staurofílakes que quedaban para poner a salvo de una vez por todas la Cruz de Jesucristo. En la última página del manuscrito apareció un texto que explicaba con claridad el porqué de los tatuajes de Abi-Ruj (el etíope asesinado). Después de horas y horas leyendo archivos llegaron al último catón, el cual, explicaba que de una vez por todas recuperaron la Cruz en el año 1219 y podían irse al Paraíso Terrenal. No especificaba donde se encontraba dicho paraíso y por ello Ottavia y el resto se sentían confusos y desanimados de nuevo. Hasta que por la noche el capitán los convocó a altas horas de la noche para plantear una posible similitud entre el último catón y la Divina Comedia de Dante Alighieri. Ponía como ejemplo las siete cruces tatuadas en el cuerpo del etíope, que según Kaspar querían decir que había superado los 7 pecados capitales igual que tuvo que hacer Dante para ir al Paraíso Terrenal. Les daba a entender que el libro fue considerado una traición hacia los staurofílakes ya que revelaba muchos de sus secretos. Tanto Bowel como Ottavia quedaron satisfechos con la teoría y decidieron adentrarse en su investigación.

Por desgracia, Ottavia tuvo que paralizar su inmenso trabajo por motivos de causa mayor; su padre y uno de sus hermanos fallecieron en un accidente de coche, que implicó el regreso inmediato a Palermo para estar con su familia. Pasados unos días aparecieron el profesor y el capitán alarmados por una importante teoría que debían verificar en Siracusa, exactamente la vieja iglesia de Santa Lucía. Allí encontraron el purgatorio donde Dante hacía referencia en su libro y consiguieron superar la prueba a la que le retaron. Allí se dieron cuenta que debían superar cada uno de los retos que hacían referencia a los siete pecados capitales y al superar todas las pruebas conseguirían llevar a cabo la misión y encontrar la Vera cruz.

¿Lograrán pasar todas las pruebas y obtener la Cruz de Jesucristo o los staurofílakes lograrán la promesa de no dejar a la luz ningún trozo de dicha reliquia?

 

Mi opinión sobre este libro solo puede tener cosas buenas, me ha fascinado cada capítulo, la lectura ha sido extensa, pero ha merecido la pena. Este tipo de novela histórica siempre te deja intriga hasta el final y me ha sorprendido mucho el final. Recomiendo la lectura a todas aquellas personas que le guste la historia tanto como a mí.

 

Ana María Mondéjar (2023)

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